«Nazarín» de Buñuel, 1959

«Nazarín» de Buñuel, 1959

NAZARÍN, LA PELÍCULA

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A finales de los años cuarenta, Buñuel adquirió de María Pérez Galdós, hija de Don Benito, los derechos para llevar al cine Doña Perfecta y Nazarín. Al preparar el proyecto de Nazarín, el productor Pancho Cabrera escribió un guión del que Buñuel no estuvo del todo conforme, por lo que la idea se pospuso hasta 1958.

A pesar de no ser un seguidor incondicional de la obra de Benito Pérez Galdós, en Nazarín encontró personajes y elementos que le apasionaban: Nazarín es un hombre fuera de lo común y por el que siento gran afecto. Con el nuevo guión de Buñuel, se le adjuntó el también exiliado Julio Alejandro, así la acción de Nazarín se trasladó de la España de finales del siglo XIX al México de 1911 de Porfirio Díaz (gobernador de Oaxaca).

ESCENAS DESTACADAS

          • Buñuel, al contrario que Galdós, acentuó la cualidad del padre Nazarín de provocar involuntarias catástrofes con sus buenas obras. Un rasgo presente en Galdós a través de dos o tres episodios que en la película se multiplican considerablemente. Un ejemplo lo hallamos en las muertes que tienen lugar después de ofrecerse como trabajador sin sueldo en una obra.
          • Buñuel consiguió que el episodio de la peste sirviese para reivindicar el amour fou (‘amor loco’ en francés). Este ejemplo lo vemos cuando la enfermera prefiere el beso de su amante a la salvación. También empleó la figura del ‘buen ladrón’ para descolocar por completo al sacerdote y su doctrina cristiana: Usted pá el lado bueno y yo pá el lado malo, ninguno de los dos servimos para nada.
          • El episodio que más tinta ha hecho correr corresponde al final. Una vendedora ambulante le ofrece a Nazarín una piña que el sacerdote rechaza para inmediatamente después volver sobre sus pasos y aceptarla con el rostro congestionado y los ojos llorosos. Para Buñuel ese gesto de Nazarín era, simplemente, el aceptar la carne, propia de la caridad cristiana ajena -algo que el sacerdote había rechazado siempre, al ser él quien debía predicarla-. No obstante, analistas y literatos buscaron  a esta escena todo tipo de explicaciones variopintas y peregrinas. Según explicaba el hijo del director, en el momento del rodaje de esta escena el realizador le hizo un comentario al director de fotografía Gabriel Figueroa: A lo mejor en Toluca -donde se rodaba la secuencia final- la gente piensa que a Nazarín no le gusta la piña. Junto con el resto del equipo que habían escuchado el comentario, Paco Rabal soltó una sonora carcajada.
          • En una escena, la prostituta de perfume hediondo se despierta y se fija en un cuadro de Cristo con corona de espinas. Sin embargo, este presume de sonrisa como si fuera un masoquista recién salido de las manos de un sádico.
          • Para Buñuel, Paco Rabal fue el Nazarín ideal y un excelente amigo y colaborador -al que llamaba sobrino- durante el resto de su vida. Un Nazarín que respondía perfectamente a la descripción que de él hacía Galdós en las primeras páginas de su libro.

 

RELIGIÓN

Desde su primera realización, Un perro andaluz, Luis Buñuel incluyó en sus películas referencias a la religión cristiana, a su doctrina y a su iconografía. El realizador afirmaba ser ateo, gracias a Dios, pero no pudo en toda su vida deshacerse del lastre de la castrante educación religiosa recibida.

LUIS BUÑUEL

Luis Buñuel Portolés (Calanda, Terual, España; 22 de febrero de 1900 – Ciudad de México; 29 de julio de 1983) comenzó la carrera de Ingeniero Agrónomo que pronto dejaría para estudiar Filoslofía y Letras. En la Residencia de Estudiantes de Madrid conoció a Federico García Lorca y Salvador Dalí. Su afición por el cine fue patente tras asistir a la proyección de Las tres luis buñuelluces de Fritz Lang, tras lo cual fue a París para dedicarse al cine. Pasó por ayudante de dirección, guionista y realizador. En su filmografía destacan Un perro andaluz (1929), La edad de Oro (1930), Las Hurdes, tierra sin pan (rodada en 1933 en España y posteriormente prohibida por ser deshonrosa para el país), Viridiana (1961) o la Vía Láctea (1969). Residió en América del Norte, en México y en Francia. En 1949 adoptó la nacionalidad mexicana y ese mismo año le concedieron el Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes por El gran calavera. En total, dirigió 20 largometrajes en México entre los que destacan Los olvidados (1950), El río y la muerte (1955) o El ángel exterminador (1962).

Las películas de su etapa mexicana serían más personales. Entre ellas, cabe pararse en Nazarín, basada en la novela de 1985 de Benito Pérez Galdós acerca de un sacerdote poco mundano, que es Jesús encarnado en un sacerdote inserto en un barrio popular de Madrid. La película obtuvo el Premio Internacional en el Festival de Cannes en 1959, y allí fue donde pronunció su frase más célebre: Si me llegan a conceder el Premio de la Oficina Católica de Cine, me habría visto obligado a suicidarme… Gracias Dios, todavía soy ateo.

Un año después de publicar sus memorias, el 29 de julio de 1983 falleció en Ciudad de México como consecuencia de una cirrosis hepática.

 

Pulsando aquí, podéis tener un avance de la película.

 

 

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