Las glorias y el séppuku (columna)

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Los Yankees firmaron, a mediados de la semana pasada, al lanzador estelar de las Águilas doradas Rakuten, Masahiro Tanaka, en un acuerdo que lo vinculara al equipo por los siguientes siete años a cambio de 155 millones de dólares.

La firma de Tanaka representa una movida, que al menos en el papel, queda de manera inmejorable para los Mulos. El nipón vendría a darle estabilidad a la rotación de los bombarderos del Bronx junto a Sabathia y Kuroda. No obstante, si las cosas salieran como se planean, no habría perdedores en el beisbol.

No dudo del talento de Tanaka. Sus 24 victorias y 1.27 de ERA lo avalan. Tampoco dudo de su entrega. La causa que me hace pensar que la entrada de Misahiro a las mayores no sea lo que se espera, es otra. Mi principal preocupación es la adaptación.

Se han dado una serie de casos de esta índole, estrellas de la liga japonesa que nunca se pudieron adaptar al ritmo de juego que las grandes ligas exigen, y con esto, astros asiáticos viajaron kilómetros y kilómetros únicamente para llegar y quedar en el olvido. Finalmente, después de haber cumplido con sus multimillonarios contratos, regresan a Japón para terminar sus carreras. Nombres como Tadahito Iguchi, Akinori Iwamura, Kazuo Matsui o Kosuke Fukudome vienen a mi mente cada vez que se habla de un jugador japonés que llega con el calibre de estrella para luego estrellarse.

Los Yankees tienen dos casos particulares de estas características Hideki Irabu y Kei Igawa. Del primero, no hay mucho que decir. El segundo, bueno, sólo digamos que firmó un contrato de 5 años y 20 millones y apenas realizó 13 aperturas en las mayores, para luego sumirse en el olvido en las menores.

Claro no todo es color de hormiga, hay también varios casos de jugadores japoneses que han llegado para quedarse, en este punto, es cuando entran nombres como Zusuki, Nomo, Darvish u Otsuka. Los yankees también tienen dos casos como estos, en el pasado con Matsui y ahora con Kuroda.

Por último, pienso que las probabilidades que tiene Tanaka de integrarse y dirigir, junto con Sabathia, a los Yankees lo favorecen, pero siempre está latente una  mala adaptación. Después de todo, y como lo dije en un principio, si en el beisbol saliera todo como se planea, yo sería un jugador profesional y no un colaborador del Altavoz.

 

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