Por: Rodrigo León
Existen diferentes razones que explican la llegada del Papa a nuestro país.
Una de las más relevantes es visitar la casa de la Virgen María en México “como un hijo más”, de acuerdo a lo que el propio Francisco ha declarado. De esta forma, el Pontífice celebrará la Santa Misa el próximo sábado en la Basílica de Guadalupe, donde podrá rezar ante la tilma de San Juan Diego.
A su vez, según ha dicho el Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Guzmán Carriquiry, el Papa está consciente de los conflictos que enfrenta México –el narcotráfico, la violencia y la desigualdad social, entre otros– sin embargo, su llegada también busca recordarle a nuestro país que es más que sus problemas.
Es importante destacar que somos el segundo país con más católicos en todo el mundo, sólo por debajo de Brasil.
No obstante, ante un panorama en el cual el pecado se ha relativizado y donde las sectas han provocado la división de comunidades, la visita llama al regreso a quienes han perdido la fe, pero también a fortalecer a quienes hemos tratado de permanecer fieles en ella.
Acaso las palabras del Nuncio Apostólico, Christophe Pierre, expresan con mayor precisión el espíritu de esta Visita: “El Papa no vino para tratar los problemas de México, viene para manifestar atención para quienes más lo necesitan. Todos nosotros necesitamos esperanza”.
