El cinismo es la total desesperanza: Claudia Rueda, escritora de textos infantiles

El cinismo es la total desesperanza: Claudia Rueda, escritora de textos infantiles

Como una respuesta a sus ganas de cambiar la realidad, Rueda estudió Derecho en la Universidad Externado en Bogotá, Colombia. Sin embargo, su deseo por dibujar y crear historias a través de esos dibujos la llevó a ejercer una carrera completamente diferente. «Mi gusto por dibujar me salía por los poros», confesó en la entrevista. Buscando nuevas experiencias, se mudó a San Francisco en compañía de su esposo, en 1997, donde estudió animación y fue partícipe de un curso de ilustración de libros para niños que impartía la Universidad de Berkeley. Años después, obtuvo su Master Of Fine Arts en escritura creativa por la Universidad de Lesley, en Cambridge MA.

Con obras como ‘La suerte de Ozu’, ‘Un día de lluvia’ y ‘Formas’, Claudia Rueda se ha convertido en una importante figura en el ámbito de la literatura infantil. Sus libros se han traducido al italiano, francés, alemán y chino, entre otros idiomas, y han sido publicados por editoriales en más de tres países.

La escritora ganó el premio de la Conferencia Anual de la Society of Childern’s Book Writers and Illustrators, en Nueva York (2002 y 2003), el Billie Levy Research Grant y el Oppenheim Platinum Award en literatura infantil por parte de la Universidad de Connecticut, entre otros.

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El altavoz: ¿Cuáles fueron los mayores retos a los que te enfrentaste al buscar que tus   primeras obras fueran publicadas? 

Claudia Rueda: En el momento que uno comienza, el reto es muy diferente que cuando uno ya ha publicado varios libros. El reto […] era publicar, pero también mantener una calidad dentro de lo que yo hacía. Era lograr que mi trabajo se publicara. […] Ahora mi reto es que lo que hago sea un crecimiento dentro de lo que he hecho, que tenga un impacto y que sea algo que me esté desafiando a mí misma, un propio desafío a mi zona cómoda de lo que hago. Hacer cosas distintas, pero también sentir un poco de miedo cuando lo haces, en ese momento era más lograr publicar mis primeros libros.

EA: ¿Qué te impulso a dejar la abogacía para enfocarte en tu carrera de escritora?

CR: Fue fácil porque lo tenía muy claro. Mi gusto por dibujar me salía por los poros, era algo que no podía controlar. Cuando ya estaba trabajando como abogada pedía licencias para poder irme a dibujar, seguía tomando cursos, sentía que era como un oxígeno que me hacía falta. Obviamente todo lo que te rodea te llama a seguir porque da una tranquilidad económica porque es un trabajo más serio, sobretodo en una sociedad muy conservadora como la ciudad dónde yo vivía. Todo te llama, el tema de la seguridad económica te llama, pero para mí era tan fuerte que se reveló por sí mismo. […] Yo lo controlé mucho porque además tenía otras inquietudes sobre el mundo, la vida, los conflictos humanos… todo eso me llamaba la atención, pero ya cuando vi lo que ocurría en el ejercicio del derecho me di cuenta que no era lo que yo quería, además hay mucho cinismo. Todo ese romanticismo que yo tenía con la posibilidad de estudiar leyes para salvar el mundo se topó con un ejercicio profesional que era muy cínico y yo creo que del cinismo no crecemos mucho, es la total desesperanza, (es) reírse de la desesperanza.

EA: ¿Qué consejo le darías a un joven que quiere dedicarse a la literatura de manera profesional? 

CR: Primero que todo leer mucho. Todo lo que nosotros creamos artísticamente es fruto de una civilización que se ha construido durante miles de años. Si no tuviéramos esa construcción, estaríamos como los elefantes, migrando de un lado al otro y buscando agua, que me parece que es lo que hace la mayoría de la gente […]. Lo que nos hace seres humanos y nos ha hecho crear e inventar es, justamente, esa posibilidad, eso del arte y creer en lo que nos imaginamos. […] Nutrirnos con todo eso porque eso nos da muchas ideas de la forma. Descubrir cómo eso se puede hacer, eso dijo García Márquez cuando leyó ‘Pedro Páramo’, dijo: “Yo puedo escribir sobre esto, esto es publicable” y empezó a escribir realismo mágico a raíz de leer Pedro Páramo. Eso nos abre posibilidades entonces, leer mucho y creer en las inclinaciones, oír lo que la juventud te da, porque luego empiezas a caer en la practicalidad y en el materialismo. Oír eso que te llama cuando joven, seguir oyendo y seguir creyendo eso porque la mezcla más increíble es ese entusiasmo y ese romanticismo de la juventud, mezclado con la madurez del tiempo. Entonces, poder combinar ambos sin caer en tanta pragmantismo y tanto materialismo y no tener miedo al principio de copiar un poco a los grandes que admiramos porque siempre la propia voz va a salir. Muchos artistas y escritores empiezan copiando lo que les gusta y luego va saliendo su propio estilo, eso sale solo, con la práctica. Escriban mucho.

EA: ¿Cómo es tu proceso creativo? 

CR: No es tan lineal, yo voy anotando siempre cosas que me llaman la atención, cosas que me hacen sentir que se me salen las lágrimas de los ojos o que me dan mucha risa o que me parecen un poco monstruosas, entendiendo lo monstruoso como algo que se sale de lo normal, eso me gusta mucho porque al fin y al cabo eso es lo que es la vida, salirse un poco de la normalidad. Es mucha observación e ir anotando porque las cosas siempre se me olvidan, esas anotaciones son los temas, luego viene cuál va a ser el vehículo con el cual yo voy a desarrollar esos temas. El vehículo generalmente es una historia, una historia que puede ser basada con las estructura de una fábula o una historia construida por mí misma y también el lugar y los personajes que van a desarrollarla. Muchas veces lo hago con los animales, leyendo sobre historia natural o una niña en un espacio que me gusta, algo que me llama estéticamente como lugar y algún personaje que me llama la atención como personaje. Y a partir de eso, construyo la historia, pero todo eso se va recogiendo como poco a poco, tiene un tiempo de fermentación, un tiempo largo de elaboración. Las fechas de entrega son buenas porque es una presión, la rienda apretada, pero no desbocada porque eso no sale bien. Tiene un proceso mínimo, es como apurar la fermentación de un vino, eso no lo puedes apurar, pero es bueno tener fechas de entrega.

EA: ¿Qué te inspira a escribir un nuevo cuento?

Claudia Rueda: Emociones frente a lo que veo. Una mirada distinta pues trato de mirarlo desde afuera, trato de no estar montada en el tren sino ir y mirarlo porque si tú sales a la calle todo es muy absurdo, toda la forma en la que nos comportamos los humanos es muy absurda: cómo criamos a niños es absurdo, todo es muy chistoso o muy triste o muy cruel. No tienes que hacer mucho esfuerzo para mirar las cosas de manera extraña y empezar a crear. Lo que pasa es que hay que buscar la forma artística, metafórica o poética de relatarlo. Ponerle una narración a eso de atrás, no es ponerle una cámara y filmar, de ahí viene el arte, es poder mirarlo de una forma artística.

EA: ¿Qué proyectos tienes en puerta?

CR: Muchos proyectos, pero entre otros uno que va a salir con Océano. Se llama ‘La línea’. Es un poco cuestionar cómo nos endereza y nos cuadricula la escuela frente a la imaginación increíble que tienen los niños de crear y de inventar historias […] es la historia de una línea a partir de las planas, esas planas que hacen los niños para escribir, es una línea rebelde que no quiere hacer planas. Estén atentos porque probablemente a final de año va a salir.

Referencias de información

http://www.compartelibros.com/autor/claudia-rueda-gomez/1-serie

Referencias de imagen

http://mayantravel.net/hospedaje/hoteles-presentan-promociones-por-filey/

http://www.informador.com.mx/fil/2011/340500/6/claudia-rueda-y-su-ilustracion-silenciosa.htm

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