El arte de amarte

El arte de amarte

Estaba corriendo, todo pasó tan rápido. Fue justo después de mi coronación como princesa que las serpientes atacaron, mi papa ordenó que me protegieran a mí y a mi hermana. Los guardias me tomaron y sacaron del castillo, ya no supe si Ola logró escapar.

No paraban de gritarme que nadara más rápido. Tenía mucho miedo. ¿Quién mandó a las serpientes? Los guardias se encontraban peleando con dos serpientes muy peculiares. Ambas tenían un ojo blanco, uno lo tenía en el lado derecho y el otro en el izquierdo, si se juntaban parecía como si alguien más estuviera observando.

Se comieron a los dos guardias, era mi turno de ser comida, pero no me iba a dejar morir tan fácil. Controlé el agua a mi alrededor para hacer un tornado y se lo lancé a una de las serpientes, la otra estaba corriendo hacia mí cuando lo encerré en una bola de agua y lo congelé. Al terminar de pelear tenía toda mi cara tapada por mi cabello rojizo, mi piel estaba muy pálida. Era la segunda o tercera vez que usaba la magia acuática. Mi padre no lo sabe, ya que solo los cuatro reyes tienen ese tipo de poder, no era normal que una princesa pudiera controlar el agua y mucho menos congelarla. Estaba muy asustada y en un lugar muy oscuro en el fondo del mar, me sentía muy sola, perdida. Sabía que nadie me iba a venir a buscar, y yo tenía que salir de aquí con mis propias habilidades.

Lo logré y salí del vació, me acerqué sigilosamente al parque del castillo, no quería ser vista y mucho menos capturada. Al llegar logré ver a Ola rodeada por muchas serpientes, pero ahora que las veo bien no son serpientes, sino como anguilas eléctricas.

Me siento muy orgullosa por haber salido de ese vacío sin ayuda de nadie, al que no veo es a mi padre, tengo algo de pánico, no veo a ningún líder y para derrotar a los peones es necesario matar a la reina. Me armo de valor y a las serpientes que tienen rodeada a mi hermana las llenan de agua y explotan.

-Ondina, ¿Qué fue eso? -suspira mi hermana.

-Nada, luego te cuento- le contesto- ¿Dónde está papá Ola? – le pregunto.

-Una señora se lo llevó- me contesta, le ordenó que se vaya a nuestro cuarto y que no salga hasta que yo llegue. Nado hasta la sala principal, estoy viendo a una criatura muy fea y mi padre rodeado por anguilas.

Ataco a esa criatura con un remolino de agua, ella solo canta y desaparece mi tornado.

-Ondina, hola querida. Mucho gusto me llamo Úrsula- exclama.

No respondo, no quiero hacerlo.

-Supongo que ya sabes quién soy- No hay una respuesta de mi parte.

-Creo que no quieres hablar, pero te voy a confesar algo, eres tan parecida a Ariel digo era obvio, ya que su padre y el tuyo son hermanos.

-No eres la primera que me lo dice- le contesto

-Sí, ya sé, de hecho pobre de tu prima, gracias a que se enamoró de un mortal acabó hecha espuma y yo con su hermosa voz- me cuenta Úrsula

-Pero creo que eso ya lo sabías, al parecer las noticias nadan muy rápido- antes de que pueda terminar le lanzó una corriente de agua, pero ella canta otra vez y mi magia desaparece. Lo vuelvo a intentar, pero ella lo hace otra vez.

-Querida no puedes vencerme. El poder de la princesa Ariel provenía de la voz, y como se lo robé ahora es mío. Tranquila, el tuyo proviene de tus manos por eso controlas el agua- me lo dice mientras me cubro mi garganta y manos.

-Sí sabes que si usas más veces tu magia, tu piel se irá tornando más y más morado pálido hasta parecerse a la mía- y justo cuando termina de hablar la encierro en una bola sin agua, no puede respirar, podría matarla de una vez ahogándose, pero es mi madre y creo que sería un mejor castigo humillarla y que viva como una rata antes que matarla y muera con una corona imaginaria sobre ella.

La dejó caer en el agua, convertir ese líquido en cristal y cortarle la garganta, para que ya no pueda usar la voz de Ariel y para que ella sea libre.

Sin darme cuenta las anguilas habían destrozado a mi papá, lo voy a llorar lo juro pero ahorita no es el momento, entonces me acerco a Úrsula y le digo:

-Antes quería ser reina para conocerte, pero ahora quiero ser reina para matarte- le digo a Úrsula quien se encuentra en el piso tirada, con la mano en la garganta.

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».

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