Hace unos días se difundió por internet el video de una niña, de dos años de edad, que fue atropellada por varios carros que pasaban por una calle hasta que una mujer la rescato y murió en el hospital, por las heridas que había sufrido. Este se une a otro caso de una mujer que violada en una calle en la ciudad industrial Dongguan, un lugar dónde pasa mucha gente; informó el South China Morning Post.
Ante estos hechos, me hace pensar que ser una de las potencias económicas más sólidas del mundo no te hace el mejor país, tener todo el dinero del mundo no es equivalente a tener buenos principios.
En estos momentos China, enfrenta un gran crecimiento y desarrollo económico, pero a la par atraviesa una gran crisis de valores y de compasión hacia el prójimo.
Pero ¿podemos juzgar crudamente a los chinos? ¿Sólo ellos enfrentan una pérdida de valores?
Los chinos argumentan que sus mismas leyes y el ritmo de vida, les han hecho ser tan duros; ya que si rescatan a una persona ésta podría pedir una indemnización por los daños que ha sufrido; es por eso el miedo. Entonces ¿son validos sus argumentos?, todo ser humano, en algún punto de su interior, siente compasión y necesidad de ayudar a los demás, es parte de nuestra naturaleza, por eso la mujer rescato a esa niña, por eso un hombre salvo a esa mujer que había sido violada.
Pero los chinos, no son las únicas personas que se han olvidado de los principios fundamentales, es más nos vemos como hipócritas al juzgar a los habitantes de ese país por la falta de humanismo. Actualmente todo el mundo enfrenta una gran crisis de valores, ¿no hemos visto a una persona que se roba algo y no decimos nada? o ¿cuántos casos de corrupción pasan a diario en nuestro país y preferimos ocultar lo que pasa?
China es sólo el reflejo y ejemplo, de una sociedad humana carente de sensibilidad, hemos preferido nuestros propios intereses que el de la sociedad en general, pensamos que lo más importante es lo que me beneficia a mí como persona que lo que le puedo aportar a mi mundo.
Vivimos en un mundo material, con una gran dependencia tecnológica pero nos hemos olvidado de las cosas que realmente son importantes; como lo son el amor, el respeto y la tolerancia.
