Por: Patricia Esquivel
“Sabes que estás enamorado cuando no puedes dormir porque finalmente, la realidad es mejor que tus sueños.” – Dr. Seuss.
La primera vez que te enamoras es algo inexplicable. Sientes que el mundo da vueltas, las manos te empiezan a sudar, las piernas te tiemblan y las palabras desparecen de tu mente. Pero de todos los amores, hay un amor mágico, el amor de niños. Aquella primera vez que el “Club de Toby” y el “Club de las niñas” desaparecen y es entonces cuando te das cuenta de la existencia del sexo opuesto.
La escuela deja de existir, ya no pones atención en clases y de repente tu mundo gira en torno a una persona. Esas excursiones escolares se convierten en el mejor momento para acercarte a él o a ella, los trabajos en equipo son la excusa perfecta para hablarle y en los pasillos esperas el gran momento para toparte con la persona y sin saber cómo, se ha convertido en algo muy especial. La música toma una parte esencial dentro de tu historia ya que toda canción parece describir lo que estás viviendo. Y esta es una experiencia que marcara tu vida para siempre.
Aún recuerdo con claridad aquella primera mirada, una conversación que tuvimos sin palabras. Donde no fue necesario decir nada para que las mariposas se manifestaran. El primer amor, donde todo lo que experimentas es maravilloso, donde simplemente eres feliz y cada momento se quedara grabado en ti.
La inocencia es lo único que hay; te enamoras de esa mirada, esa sonrisa, esa felicidad que experimentas. Y como olvidar, esas noches de insomnio, donde dentro de tu mente solo existe aquella persona, las horas transcurren y tu pensamiento se desvanece.
Una historia de miradas, risas, llantos, alegrías, enojos, tantas experiencias con aquel ser amado que a pesar de tener un fin, sigue siendo y siempre será algo especial, donde sin pedir permiso entro a tu corazón y dejo una huella en el. Algo magnifico, que realmente no es fácil de explicar, que solo el corazón sabe el significado de eso.