Por: Tania Boquer
El gobierno del Estado aún no llega a un acuerdo con miembros de La Ermita.
El caos inició cuando un grupo de seguidores de la secta de La Iglesia Católica Tradicional de La Ermita, asentada en Nueva Jerusalén, Michoacán, destruyó el pasado 6 de julio los únicas dos planteles educativos con los que contaba la comunidad.
El líder del grupo, Martín de Tours, fue quien dio la orden de incendiar y demoler los centros educativos y prohibió la entrada a una unidad habitacional que fungía como escuela. Lo anterior fue justificado por la secta bajo el argumento de que la educación laica atenta contra sus creencias.
En respuesta a los hechos ocurridos, el gobierno inició los trabajos de construcción de un plantel provisional en la comunidad aledaña de La Injertada, sin embargo, los padres de familia de los niños afectados rechazaron el proyecto pues consideran que “sería tanto como darle la razón a ellos”.
Debido a que los actos cometidos fueron una violación al derecho a la educación de los niños, la CNDH decidió tomar cartas en el asunto e interpuso una queja, esto con el fin de poner fin al conflicto y legar a un acuerdo de manera racional, así como legal.
