Por: Gerardo Aram Correa Baeza
Es fácil decir que un igual gobierna mal, es cómodo criticar acciones que no sabes valorar, es sencillo idolatrar por idolatrar, es simple votar por quien te da unos centavos de más, es evidente que la ignorancia habita en ricos y pobres pero sólo con el intelecto será posible romper la esclavitud de la ineptitud.
Imagina tener que ser un representante de millones de personas. No es tan fácil como se dice. No solo es tener ganas o ideas nuevas, es una labor muy difícil compuesta de mucha responsabilidad, aunque no solo depende de uno, porque atrás están muchas personas “preparadas” que son como los engranes del país.
Es muy sencillo darnos cuenta de que es un trabajo en equipo en el que los integrantes, que aunque sean de diferentes partidos o ideologías, lo que van a hacer no es solo implementar sus pensamientos, sino ayudar al pueblo a hacer crecer sus posibilidades de salir adelante.
Para poder ser un líder ejemplar, en primer lugar se necesita comenzar desde cero con ideas y propuestas lógicas, pensando en un presupuesto justo y empezando a arreglar de errores pequeños a grandes. En pocas palabras, ser honesto y trabajador.
Tenemos que pensar que ese líder no es perfecto: es un ser humano que tratará en lo posible de manejar y tomar las mejores decisiones para su pueblo y que ya con eso tiene una carga de responsabilidad. Puede hasta sonar negativo, pero realmente no lo es. La palabra “responsabilidad” significa poder dar una respuesta y asumir decisiones. Para tener una responsabilidad no necesitan existir consecuencias.
Por último (y creo que más importante), necesita amar el país, tener la emotividad para seguir adelante con propuestas y mejoras. Puedo sonar muy raro, pero así funciona. Si tú no tienes amor por algo que haces nunca lo harás bien.
Tal vez saber gobernar sea un pensamiento de saber valorar el país y las personas que lo habitan, y hacer todo lo posible por lograr y cumplir las ideas, mejoras y sueños que los habitantes tienen.