Conocemos a Enrique Peña Nieto por haber sido gobernador del Estado de México en años pasados, por muchos casos controversiales, como ejemplo más importante el de San Salvador Atenco y principalmente por ser quien ganara la presidencia de nuestro país para tomar posesión el 1 de diciembre del año en curso.
Sin embargo, también se ha catalogado por cometer un sin fin de errores a lo largo de su candidatura presidencial y hasta la fecha. Aún muchos recuerdan cuando no pudo mencionar tres libros importantes que hayan marcado su vida o que no recuerde la causa de la muerte de su primera esposa Mónica Pretelini. Tampoco pudo hablar con un inglés fluido en más de una ocasión en Estados Unidos. También confundió los nombres de las clavadistas mexicanas que participaron en los juegos olímpicos pasados. No hay que olvidar el escondite que utilizó en la Universidad Iberoamericana: los baños.
Sé que criticar es demasiado fácil, y más para nosotros que somos espectadores de todo el show que se realiza allá arriba, es decir, en el gobierno. Nosotros cometemos errores cada 2 minutos y nos tropezamos. No somos perfectos; muchos apenas y español saben hablar, otros ni siquiera han leído un libro completo en toda su vida a excepción de los de texto.
Al menos los mexicanos – o yo como ciudadana – esperamos que quien nos represente a nivel internacional sea una persona excepcional. No que nos deje en ridículo; que sepa sobrellevar el país y sacarlo adelante. Empero, nada más no lo veo claro si nuestro próximo presiente va error tras error.
Hace un par de semanas, el esposo de Angélica Rivera se reunió con científicos del IPN y de la UNAM, estos expusieron sus necesidades y sugerencias. Entre estas se encuentran las propuestas de crear una secretaría de Ciencia y Tecnología, brindar apoyo a estudiantes y, por supuesto, posicionar a México a un buen nivel internacionalmente hablando. En resumen, invertir en ciencia.
Después de escuchar los requerimientos de los miembros de la reunión y de que Peña Nieto tomara sus apuntes, el presidente electo comenzó a dar su discurso, pero lamentablemente no pudo terminarlo bien, pues no encontró el papel en donde venían algunas cifras que quería mencionar.
¿Será que con esto se comprueba que una vez más no es capaz de hablar si no tiene un apuntador o una hoja que lo vaya guiando?
A todo lo anterior, la respuesta que obtuvieron los que acudieron a esta reunión fue NADA. Simplemente dijo que valorará las propuestas, pidió que dejáramos que analizara bien las peticiones y posteriormente finalizó con la presentación a Francisco Bolívar Zapata, quien dará seguimiento a todas las demandas con base en estos temas durante el próximo sexenio.
«Va por un buen camino el presidente», ¿usted lo cree?
