Arriba, en la cena de bienvenida con Renata Sánchez editora de la versión digital de Quo México, Pam Delluc periodista de New York Times, Fred Guterl editor ejecutivo de la revista Scientific American, Acianela Montes de Oca investigadora de Caracas, Alicia Ivanissevich editora ejecutiva de la Ciencia Hoje Brasil, entre otros.
En días pasados, tuve la oportunidad de conocer y convivir con periodistas, editores e investigadores de diferentes partes del país y Latinoamérica que visitaron Mérida con motivo del I Seminario Iberoamericano de Periodismo de Ciencia e Investigación del CONACYT.
No me voy a detener en el cómo se dieron las cosas –porque creo que involucra más a la suerte y al destino que a alguna otra cosa – sino en compartir algunas reflexiones que han surgido en torno a esto.
Estar sentada en una mesa en donde las teorías de la comunicación hilvanan la conversación, en donde, para entender los chistes, hay que saberse los nombres de los personajes “del medio” o entender la más reciente noticia internacional, en donde con un lenguaje cotidiano se imparte cátedra – o al menos para mí equivalía a una- fue una experiencia nueva y emocionante, pero puso a prueba todo lo aprendido hasta el momento.
Como estudiante, sé que las clases son importantes, que hay que entender las teorías de comunicación, que hay que saber sobre metodologías, fuentes y técnicas (si no, ¿para qué estudiamos?). Pero nunca había experimentado qué tan importante es todo eso en el aquí y el ahora. Cuando entramos a la carrera, algunos nos proyectamos como periodistas, editores de contenido, directores de cine, pero pensamos que eso es una realidad aún muy lejana a la que se llegará cuando la vida así lo disponga. Es verdad, aún falta, pero llegar ahí depende de lo que estemos haciendo ahora.
En una de las conferencias, uno de los expositores expresó lo siguiente: “hay que ser siempre periodista, pensar como periodista, cuestionar como periodista, ver nuestro entorno con ojos de periodista”. Creo que es algo bellísimo, sobre todo para nosotros como alumnos. Desde que escogimos esta carrera, desde que expresamos el “quiero ser comunicólogo” ya lo somos ¡Ya somos comunicólogos! Entonces hay que pensar, redactar, investigar, estudiar y sobre todo actuar como tal.
De todas estas personas que pude conocer, me atrevo a decir que destaca una gran calidad humana. Son personas preocupadas por su país, por su entorno, por el uso ético y adecuado de la comunicación y el periodismo, que intentan construir con sus acciones conciencias críticas, contribuir “desde su trinchera” a la construcción de una mejor sociedad.
Y son personas a las que les gusta divertirse, les gusta la cultura, alguno hasta es músico. Parecería tonto, pero a veces se nos olvida que ellos son ciudadanos comunes, como cualquiera de nosotros. Y personalmente me motiva pensar que algún día ellos estuvieron en donde nosotros estamos ahora: en un aula universitaria aprendiendo teorías, desvelándose para terminar una tarea, preguntando dudas a los maestros, soñando en lo que serían en un futuro, como tú y yo lo hacemos ahora. Desde que decidiste estudiar comunicación, ya eres comunicólogo.
Ésa es la importancia del aquí y ahora.