Entre colores, aromas y sabores de nuestra cultura, se llevó a cabo «El paseo de las ánimas» el pasado 31 de octubre del Cementerio general al Arco de San Juan. El evento contó con la asistencia de unas 20 mil personas, quienes pudieron disfrutar de un total de 222 altares.
Asimismo, la muestra de altares fue engalanada con la presencia de conjuntos musicales y representaciones teatrales, entre los cuales destacaron el trío Despertar, el grupo de música étnica Jum Zacil, el trío Trova Nova, Los Juglares, así como la representación de ‘Tú, dos y yo, uno’ y ‘El mercado de k’íiwik’ por parte del grupo de teatro de Desarrollo Social, entre otras agrupaciones que amenizaron la noche de los visitantes.
Los asistentes comenzaron a darse cita al evento desde las seis de las tarde. Las personas caminaron del Arco de San juan al Cementerio general para hacer el recorrido y admirar los altares que fueron elaborados por representantes de varias colonias y comisarías de la ciudad como Caucel, Chalmuch, Tixcacal, Susula, Cholul, Chichi Suarez, Cinco colonias, Emiliano Zapata Sur II, Santa Rosa, entre otras.
De igual manera, pudo constatarse la presencia de extranjeros. Muchos de ellos no sólo disfrutaron del paseo y los altares, tomando fotografías a cada paso, sino algunos, como la familia Tompkins, que habita en una casa de la calle 65 con 64, elaboró su propio altar.
Al respecto, Marian Innes, amiga de la familia, quien vino de África y vive desde hace dos años en Mérida, comentó que el hanal pixan «es una linda tradición» y que le encanta participar en ella.
Otra familia, los Zamurraga Cervantes, participaron por primera vez con un altar en el «Paseo de las animas» puesto que los años anteriores se realizaba desde la Ermita hasta el Cementerio General, pero subrayaron que cada año levantan un altar para recordar y honrar a sus seres queridos.
En el recorrido se encontraban quienes por diez pesos pintaban como calaveras y animas a los visitantes, quienes formaron largas filas para esperar su turno. De igual forma, el visitante, al llegar a la Ermita, podía encontrar con cantidades enormes de personas que alentaban un poco el paso, puesto que ahí estaba uno de las tarimas donde se presentaban músicos y shows para el público.
Pero no solo músicos y actores entretenían a los visitantes. En el altar de Salvador Alvarado Sur, se escuchaban los gritos y voces que repetían: «¿Quieren escuchar la historia del huevo?» a lo que la gente respondía «¡Sí!». Después, los expositores de dicho altar procedían a relatar por qué en la cruz de sal de su altar había un huevo en el medio.
«Cuenta la tradición que aquellas personas cuyos familiares eran asesinos, ladrones y estafadores debían colocar un huevo en medio de la cruz de sal, para que las almas de sus seres queridos pudieran ser purificadas y continúen su camino al otro mundo, pero que ese huevo no puede ser consumido ni por personas ni animales y al termino del Hanal pixán debe ser roto y enterrado».
Así fue como entre colores, aromas, sabores, historias y música se vivió la muerte en esta tradición ancestral que es el hanal pixán o día de muertos en el estado de Yucatán.
Fotografías: Rodrigo Buenfil Mañe.