En el marco de la asignatura «Innovación y estructura periodística», alumnos del séptimo semestre de comunicación de esta Casa de Estudios han elaborado crónicas y reportajes. A continuación, se presenta la crónica de Dagoberto Várguez Cervantes, quien recupera los colores y el calor del ya tradicional «Mérida en domingo», evento regional que se celebra en el Centro Histórico de esta ciudad capital.
Era un día extremadamente soleado y caluroso como tantos otros en la Ciudad de Mérida. Aproximadamente a la una de la tarde de ese domingo, hora en la cual la piel resiente los rayos del sol, me dirigí al Centro Histórico. Después me acerqué al Palacio Municipal, rodeado de gente disfrutando de una tarde familiar. Caminé hacía un costado y decidí tomar asiento. Otras familias hacían lo mismo, niños corriendo, abuelos tomados de la mano, parejas de jóvenes que también curioseaban el evento. No podían faltar los turistas nacionales y extranjeros con sus enormes cámaras tratando de capturar el mejor momento.
Pasaron los minutos y la vaquería regional estaba a punto de iniciar. Así, un octogenario presentador, vestido a la típica usanza yucateca -integrada por una guayabera blanca, pantalón blanco, sandalias (alpargatas) que rechinaban a su andar, sombrero y un pañuelo rojo que le daba un toque de elegancia a ese traje perfectamente planchado- dio la indicación de «música maestro». La vaquería empezó.
Al tono de ‘Aires del Mayab’, la pista cobró vida entre gritos y aplausos y uno que otro chiflido al ritmo de la música. Los asistentes disfrutaban de las diferentes estampas de los mestizos y mestizas del grupo folklórico. Las hermosas mestizas, ataviadas con los ternos elegantes con bordados florales, sus collares y aretes de filigrana, así como el rebozo típico yucateco, se movían con el vaivén de los zapateos y el viento que soplaba intensamente. Entre el público asistente se escuchaba el eco de los vendedores ambulantes que gritaban: «boli, boli, bolis, chicharrones, papas, chicharrones» y es que nadie podía disfrutar de la vaquería sin probar las frituras que allí se ofrecían.
Terminó la vaquería y el presentador pidió un fuerte, enorme y caluroso aplauso para el grupo que finalizaba su presentación. En el programa seguía la intervención del teatro regional yucateco, por lo que el presentador pidió paciencia a los asistentes, pues, aseguraba, era una presentación recomendable y plausible.
Y llegaron los artistas, quienes, entre broma y broma, te sacaban varias carcajadas. Desde el niño hasta el adulto mayor disfrutaban de las ocurrencias de los cómicos regionales. Risa por aquí, risa por allá. El ambiente se tornaba alegre, y en los semblantes de las familias presentes se podía notar su júbilo por lo presenciado. Casi para finalizar su intervención, el grupo cómico pidió al público presente gritar ¡Bomba! al finalizar la música, pues seguidamente se dirían las típicas bombas yucatecas, las cuales provocaron que los asistentes se desbordaran aún más de la risa.
El evento continuó. Una academia del puerto de Progreso hizo su arribo con la exhibición su especialidad: la danza clásica y belly dance. Los bailables fueron variados. La gente miraba fijamente cada intervención. Entre los murmullos, se escuchaba oraciones de alabanza o elogios moderados: «¡Qué bonitos vestuarios!» «Qué interesantes bailes!» . Al final, los bailarines de esta academia realizaron bailables armoniosos con pasos determinados, con movimientos definidos y con la ayuda de un gran vestuario que deslumbró a más de un asistente. Y así finalizó su intervención esta academia. El presentador dio las gracias a los participantes y entregó un reconocimiento por parte de la dirección de cultura del Ayuntamiento de Mérida.
Las actividades de «Mérida en domingo» habían concluido. Las familias se retiraron alegres y parecían hambrientas, ya que los puesto de comida que rodeaban la plaza grande de la ciudad se llenaron en instantes. Otros prefirieroncomer una marquesita o un algodón dulce, pero, sin duda, todos estaban disfrutando de un verdadero día familiar.