Me dormí tarde esa noche, y como estaba cansada, puse mi despertador a las 7:30, pero inesperadamente desperté a las 6:30 y no pude volver a dormir. Prendí la TV y me dispuse a ver las noticiasy en el pronóstico del tiempo se anunciaban lluvias en todo el país, Veracruz sin clases y muy afectado por la tormenta tropical. Como estaba muy cansada y dado el pronóstico, decidí ponerme pants, sudadera y unas alpargatas. Me metí a bañar y al salir corroboré por la ventana el clima, ciertamente nublado, parecía un día gris. Me vestí y estaba feliz con mi elección, cómoda pero no fachosa (bueno según yo).
Llegue al edificio seis de la Universidad y un conserje arrastraba el agua que se había metido a una oficina. En las escaleras, se encontraba la señora de la limpieza. Mónika, que iba conmigo, dijo: «ay, no» y las dos empezamos a decir que estaban mortales las escaleras pues resulta que quitaron un cristal y con tanta lluvia, en vez de escaleras, eso parecía una cascada. Subimos con mucho cuidado porque obvio no queríamos hacer el “oso” de caernos. Llegamos al salón sanas y salvas. Al salir de clase, bajamos otra vez con mucho cuidado. Nos quedamos cerca de las escaleras platicando con una amiga y en eso una niña se cae, y no, les juro que no me dio risa. ¡Cuidado con el agua!
Llegamos a la cafetería, y como siempre, comentábamos los conjuntos de ropa que nos gustaban y lo primero que noté es que habían muchas abrigadas y otras con sandalias, y digo no está mal, pero en días como éstos no está nada padre andar con sandalias: uno se van a enfermar, dos se pueden cae y tres usar tenis les va a dar un toque cool.
¿Qué me dicen de los básicos converse? Un must con una playerita y un suéter, abrigadas, cómodas y con onda. Los tenis permanecen arrumbados en el clóset, pero es hora de sacarlos a pasear, por comodidad y seguridad.
