Los primeros misioneros españoles que vinieron a México, en el siglo XVI, trataron de enseñar a los indios los misterios de nuestra religión por medio de representaciones teatrales parecidas a los «autos de fe» de su país de origen. Así nacieron las pastorales y las posadas.
Se atribuye a Fray Diego de Soria las primeras jornadas, en el convento de Acolman, para recordar el camino de José y María de Nazaret a Belén. Esas celebraciones se llamaron también fiestas de aguinaldo, quizá por los pequeños regaños que se daban a los indios que participaban. Luego, prevaleció el nombre de posadas.
Las posadas no son otra cosa que la Novena de Navidad. Comienzan el 16 de diciembre y terminan el 24. Tienen un carácter comunitario y festivo, así como su espíritu de oración, en directa referencia al misterio de la Navidad.