El periodismo es una de las labores más nobles del planeta y también una de las más complicadas. Cumple con una labor social y el que sepamos lo que ocurre en el día a día depende en gran manera de aquellas personas que se dedican a tal oficio.
Imaginemos por un momento, un día en el que los periodistas del mundo decidieran no hacer su labor. Sería un día caótico, sin noticias, sin información que nos de una referencia de lo que acontece en nuestro entorno próximo o en el contexto de lo global. Nos encontraríamos indefensos ante el mundo.
En la actualidad existen numerosos debates en torno a la real importancia de esta labor comunicativa. Incluso hay expertos que aseguran que cualquiera puede hacer periodismo, y que la labor de los periodistas está sobreestimada. He de decir que repruebo de manera contundente tal sugerencia.
Lo cierto es que es imposible prescindir de la actividad periodística, y no sólo eso, sino que debe ser uno bien hecho. No está de más decirlo pues, verdaderamente, el periodismo es un arma muy poderosa, después de todo también se le conoce mejor como el cuarto poder.
El periodismo permite aminorar la vulnerabilidad a la que nos enfrentamos en una realidad en la que los gobiernos son quienes controlan la información que llega a nosotros, y de esta forma, la percepción que tenemos del mundo.
Es por ello que éste, hoy más que nunca, es de total y completa importancia. Ante la corrupción de los medios masivos de comunicación, de las grandes estructuras capitalistas, pero sobre todo, de los gobiernos que rigen al mundo, es urgente que se haga un periodismo honesto y bien llevado a cabo. Uno que nos permita defendernos de la realidad que se nos quiere imponer.
Aunque ciertamente la actividad periodística se encuentra en crisis, por una evidente incorrección en cuanto al aspecto deontológico entre otras, es necesario hacer un rescate de éste pues, como ya lo mencioné, es imposible concebir un panorama en el que no exista el periodismo.
Creo que, en pocas palabras, la importancia de la labor periodística se puede resumir en el siguiente pensamiento: un día sin periodismo es un día sin información, un día sin información es un día sin democracia, y un día sin democracia, es un día sin libertad.