Cuando el reloj marca las 12, todo mundo corre por sus 12 uvas y se las come por cada una de las primeras 12 campanadas del nuevo año.
Pero, ¿dónde y cómo se originó esta famosa tradición?
Se dice que al otro lado del continente, en España, a finales del siglo XIX, a raíz de una extraordinaria cosecha de uvas en una temporada. Aquel año fue tan grande la cantidad de uvas cosechadas que no se tuvo otra opción más que repartirlas a cualquiera. Además se buscó aumentar su consumo para seguir atrayendo la buena suerte para sus próximas cosechas.
Muchos afirman que el color de las uvas no importan, pero se cree que las uvas de aquella cosecha fueron rojas, y por lo tanto, muchos prefieren seguir la costumbre con ese color.
Como sea, en gran parte del mundo, la tradición se adoptó y se preserva. Por ello, antes del inicio de cada año, se siguen colocando en la mesa 12 uvas que, una a una, deben comerse con campanada del reloj, no sin antes pedir un buen deseo o la buena suerte para el año que comienza.
Al parecer, como bien ya sabrás, ingerir las doce uvas en los primeros 60 segundos del año, que corresponden a las primeras doce campanadas, atraerán la buena suerte. Sin embargo, es mejor comer despacio para no sufrir accidentes.