Her, una reflexión sobre lo invisible y la soledad

Hablar de Spike Jonze sería hablar de fantasía y detalles,  lo podemos ver en ‘Donde viven los monstruos’ que nos muestra una faceta más sensible como director después de John Malkovich. Pero, primero que nada, ¿quién es Spike Jonze? Es un productor, director y actor, nacido en 1969. Fue nominado al Óscar como mejor director gracias a ‘¿Quieres ser John Malkovich?’ y ganador del Globo de Oro por mejor guión gracias a ‘Her’ (de la cual hablaremos más adelante). Es más conocido por su carrera de productor que de director. Estuvo casado con Sofía Coppola (mala suerte que no hicieron una película juntos porque hubiera sido bellísima…).

Spike Jonze sabe muy bien lo que crea en cada película, sabe lo que el público quiere sentir, y aunque no tenga una extensa carrera como director de cine, lo hace tan magníficamente que uno debería pensar que debe dedicarse a eso. Cada filme que realiza es especial y único, pero sin duda me he quedado sin aliento con su último trabajo: Her.

No me sorprende que haya sido ganador del mejor guión, el cual puede parecer simple, pero no: cada palabra pesa mucho y siento que si alguna faltara, la película perdería su sentido. Sin olvidar a los actores de esta película, Joaquín Phoenix fue perfecto para este papel. No puedo olvidar sus ojos, que expresaban desde la más grande tristeza hasta su efímera felicidad. A su vez, nos da una actuación más madura y sensible, dejando a un lado la masculinidad que lo caracteriza y estableciendo con claridad que el hombre también es dueño de miedos y de una soledad que califico como hermosa.

Por su parte, Scarlett Johansson demostró que sin hacer la más mínima aparición y sólo con su voz logró una actuación que va más allá de lo tradicional, junto con la música realizada por Arcade Fire y Karen O, cantante de ‘Yeah Yeah Yeahs’ (Bendito seas Jonze, hasta en esto fuiste un genio) que, en suma, dotan de gran originalidad a la película y la hacen más sublime de lo que ya es.

Her, se desarrolla en un futuro lejano donde todo es manejado con sistemas operativos, donde el mundo es absorbido por la tecnología y nos muestra la vida de ‘Theodore Twombly’, un escritor frustrado que se dedica a trabajar en una compañía que escribe cartas. Tras un año de separarse de su esposa siente que su vida ha perdido el significado. Se rinde ande su vida monótona y no busca más que hacer feliz a las demás personas por medio de las cartas que realiza. 

‘Theodore’ trabaja con sistemas operativos simples, hasta que un día por curiosidad -y dejando su apatía un lado- decide comprar un nuevo sistema operativo, más avanzado y mucho más dinámico. La diferencia es que éste evoluciona contigo y aprende de ti; más que un sistema, es una compañía para el usuario. Al principio, ‘Theodore’ se puede notar tenso por las preguntas que se le hacen antes de instalarlo “¿Cómo es la relación con tu madre?” “¿Eres social o antisocial?”. Él duda en responderlas ya que realmente no tiene consciencia de esto. Después de aquél incómodo momento y decidir que la voz de su sistema operativo sería femenina, aparece ‘Samantha’, una escena un tanto graciosa ya que ella misma se pone su nombre (es como si «Siri» quisiera llamarse «Laura» sólo porque le dio la gana). ‘Theodore’ no puede evitar reírse de la espontaneidad de ‘Samantha’ y su curiosidad de saber absolutamente de todo.

Conforme avanza la película, se pueden apreciar los detalles que Jonze le da a las escenas. Los recuerdos de ‘Theodore’ te pueden transmitir la felicidad de estar enamorado y cómo es separarte de la persona que amas, desde de los colores cálidos y el close up que se les da a las miradas tanto de Rooney Mara como a Phoenix, los cuales nos demuestran que claramente una mirada dice más que mil palabras.

Jonze le da al pasado de su personaje principal un significado más allá de lo melancólico, le da una belleza pura y delicada que la tristeza que puede causar queda a un lado.

Más que contar de qué va la película en sí – ya que no quiero dar spoilers– quisiera decir lo que causó en mí, porque sin duda todos tenemos nuestra propia crítica y debemos formarla -aunque me esté muriendo por contárselas toda- y poder contagiarles un poco de ese huracán que causo dentro mío. Her, más allá de hablar de un romance virtual, nos da una mirada a la soledad del ser humano y cómo las emociones pueden ser un problema para uno, cómo alguien sin tocarnos puede darnos la sensibilidad de sentir lo que está alrededor nuestro.

Her no habla de un inadaptado social que se enamora de su computadora, nos habla de cómo hacer real nuestros sentimientos, el camino que escojamos siempre va a cambiar y como dirían en la película: “No puedes ver cambiar a alguien sin dejarlo ir”,  dejar ir pero sin soltar lo que aprendimos de las personas. Jonze da una reflexión de lo que tuvimos y queremos en nuestra vida, una visión más profunda del ser humano y la forma en que las emociones pueden resbalarse de nuestras manos hasta el punto de hacernos dudar de lo que realmente queremos formando un miedo hacía nosotros mismos, muestra que somos seres tan frágiles en el momento que vemos todo caerse y es algo que no se puede negar al ver este filme, le da una belleza  a la soledad más que un desprecio. Nos enseña que crecer es separarse aunque no se quiera; hace visible lo invisible, que amar es algo que se va aprendiendo poco a poco pero mientras tanto debemos aprender a amar nuestra soledad y aceptar el miedo que nos causa ésta.

Estoy segura que Her es una película que no se puede ignorar y que algunos nos llegaremos a sentir identificados con algún personaje de la película. Tal vez pude quedarme algo corta, pero siento que es una película que debe verse para poder expresarse porque causa desde la más grande risa hasta la tristeza más inesperada.

 “¿No es interesante? El pasado es sólo una historia que nos contamos a nosotros.” – Her, 2013.