Me encuentro esta mañana con la noticia de que Enrique Peña Nieto será la portada de la revista Time en la edición del 24 de febrero. Lo que más me impresiona es el encabezado «Saving Mexico», que me lleva a pensar dos cosas:
Uno: que vivimos en el gobierno del revés, en donde después de demostrarse la incompetencia de la autoridad mexicana para regir sus propios Estados – hablando, por supuesto, de la situación michoacana-, se le premia a nivel internacional diciendo que sus acciones están «salvando a México».
Dos: Peña Nieto está haciendo de su figura una verdadera piñata, una triste piñata malinchista hecha de imágenes, opiniones, estereotipos e ideas norteamericanas. Esta situación deja en evidencia que son nuevamente las ideas extranjeras de progreso, de modernidad y de democracia las aristas que conforman su figura, que se pretende sea atractiva para la nación.
Pero lo que los mexicanos queremos y necesitamos no es una figura «americanizada», hecha con los moldes «perfectos» de Estados Unidos, con las promesas utópicas de bienestar y desarrollo inalcanzables. Lo que México necesita es una piñata mexicana, hecha con las manos de su pueblo, esculpida con nuestras propias manos, endurecida en el sol de esta tierra, con las aristas que al país mueven, y sobre todo con las respuestas que nuestra nación necesita.
No necesitamos a un presidente que salga en portadas de revistas internacionales con un semblante de serena perfección. No necesitamos una figura que replique el modelo de «héroe salvador» tan aclamado por Norteamérica. Necesitamos un gobierno que resuelva nuestros conflictos, que responda a nuestras necesidades, pero que nos haga parte de la respuesta. ¿Que acaso la situación en Michoacán no es eso, una muestra de que el pueblo está dispuesto a buscar soluciones, a proponer respuestas? El problema es que el enemigo aquí es el propio pueblo.
Es triste que nuestro propio presidente se preste para ser una «piñata malinchista».