En ese sentido, aún no concibo como, después de tantos años y tantos cambios, seguimos comparando amar a alguien con matar. Querer ser como realmente somos lo comparamos como si propagamos una enfermedad. Muchas veces he escuchado: «¿Es gay? Ah, qué desperdicio», «¿Lesbiana? Es una fase…» y éstos son sólo unos cuantos de los que he escuchado. La orientación de cada uno no es un desperdicio. Sus sentimientos tampoco. Deténganse ahí.
La homosexualidad es ilegal en 83 países ¡83 países! Por ejemplo: en El Congo, África se tiene una ley contra homosexuales y los denigra de tal forma que no se les permite tener servicios de salud, trabajo y una vivienda digna o en Rusia, donde Vladimir Putin estuvo a punto de negar a la comunidad LGBT que se encuentra en las olimpiadas a competir (aunque luego dijo que todos son bienvenidos) y así puedo ir dando más ejemplos…¿Cuándo fue que caímos en esto? ¿Cuándo fue que empezamos a ponerle etiquetas a todo? Las etiquetas son para los envases, no para las personas.
Cada día se forman más movimientos a favor de la comunidad LGBT, como leí en una entrevista sobre estos: «la comunidad LGBT me ha dado esperanza». No son movimientos escandalosos, coloridos, van más allá. Es mostrarle un futuro a quien está confundido y a quien piensa que, por ser diferente, ya no lo tiene. Ellen Page es un ejemplo de cómo esto le dan valor a una persona y no solo a una artista porque no hay que olvidar que, aparte de artista, es un ser que siente, que respira y que quiere vivir sin represiones, no es sólo objeto de entretenimiento.
«Gracias por inspirarme. Gracias por darme esperanza, y por favor sigamos cambiando el mundo para gente como yo…»
No lo tomemos como chiste, porque no lo es. No nos burlemos diciendo: «Soy heterosexual y no lo ando publicando». Tengamos respeto de lo que ha otros les hace sentir plenos. Tratemos como quisiéramos que nos trataran. No ataques lo que no conoces.
Yo creo en un mundo mejor, donde respetemos la libertad de decir lo que pensamos lo que sentimos, estar orgullosos de quien amamos y presumirle ante el mundo, porque el amor es así: es orgullo y no hay que sentir vergüenza. Creo en un mundo donde aceptemos las diferencias, sin excusas, donde dejemos de ponerle etiquetas a la gente y criticarlas por cómo son. Seamos sinceros con nosotros mismos y quienes nos rodean, en cualquier ámbito. Digamos lo que pensamos. Debemos darnos la libertad de sentir, de llorar por lo bello, de tener algo bonito…sentir el amor plenamente sin miedo; eso quiero, que dejemos a un lado los estándares sociales impuestos y ponernos a reflexionar si para ustedes, si para ti es correcto y preguntarte qué puedes hacer para cambiar.
Retomo lo que dijo Ellen como una enseñanza: vamos a tomarnos cinco minutos para ver la belleza de quienes nos rodean. Dejemos a un lado las diferencias, aceptemos. La tolerancia es el camino a la aceptación real.
Y a ti que estás leyendo esto, si aún tienes miedo… por favor, no te rindas, todo mejorará. Lo prometo.