En los últimos 15 años, Luis Estrada se ha embarcado en una travesía para presentarnos en la gran pantalla varias facetas del país desde su particular punto de vista. En 1999, nos presentó la incomparable comedia satírica ‘La ley de Herodes’. Regresó para criticar al gobierno de Vicente Fox con ‘Un mundo maravilloso’. Posteriormente nos presentó ‘El infierno’: una representación muy real sobre la situación del narcotráfico en México. Ahora nos trae ‘La dictadura perfecta’, sátira política que retrata el contexto político y social que sucede actualmente en nuestro país.
En la dictadura perfecta, Luis Estrada empieza el relato del largometraje con una ingeniosa reinterpretación de una situación que sucedió en el sexenio del presidente Fox, solo que ahora bajo las circunstancias actuales (redes sociales, memes y hashtags). A continuación, nos involucra en el corte que tendrá la historia y nos presenta rápidamente por donde se involucrarán los personajes. Desgraciadamente y conforme va avanzando la película, la historia que podría mostrarse como una sátira política de una manera ingeniosa y ágil, cae lentamente hacia un giro lento y poco empático con la audiencia, elementos que afortunadamente no existieron en sus largometrajes anteriores y que con ellos lograron identificar al publico con los personajes.
Cabe destacar que Luis Estrada no se autocensura y logra presentar todos los elementos que pueden ser criticables en el país con lujo de detalle, aunque, dentro de su intento de lograr combinarlos con situaciones cómicas para poder enfatizar más el elemento satírico de la cinta, éstas se quedan muy cortas y no ejercen correctamente los elementos de crítica social que pretende evocar. Están correctamente presentados, pero mal ejecutados.
Parte de estos elementos criticables recae en las actuaciones que, si bien se adhieren correctamente a las personalidades de sus respectivos personajes de una manera adecuada gracias al gran elenco con el que cuenta la película, con el tiempo, llegan a parecer sobreactuados y fuera de lugar, lo que logró más fácilmente a que la película sea muy repetitiva y no dinámica.
En ‘la dictadura perfecta‘ la realidad supera la ficción, y con ello, la historia no llega a ser tan afín como el público conocedor esperaba. En su intento de ser una sátira política ingeniosa y con el sello Estrada, termina como un largometraje que provoca risas incomodas por el reflejo real y disfrazado de nuestro país presentado en pantalla. Nosotros como espectadores con palomitas en la mano nos limitamos a ver y pensar en esta gran película de corrupción y violencia que se sale de la sala de cine: el sistema político mexicano.