En el marco de la materia ‘Creatividad e innovación editorial’, alumnos del quinto semestre de la Licenciatura en Comunicación de la Anáhuac Mayab reflexionan acerca del uso del celular en el salón de clase. En este sentido, Iván Lemus cuestiona a los profesores que, en lugar de favorecer el aprendizaje a través de estos nuevos medios, los satanizan y prohíben en el aula.
De acuerdo a los resultados de diversas investigaciones realizadas alrededor del mundo, aproximadamente 9 de cada 10 alumnos poseen un teléfono celular, pero la mayoría de éstos admiten no usarlo con fines didácticos.
El mundo está en constante evolución. Los medios son cada vez más complejos, diferentes. Cambian constantemente y de igual manera lo hacemos los seres humanos.
Vivimos actualmente en un mundo en el que la noticia que oyes en este momento se ha convertido en noticia pasada para este otro. Luego entonces, ¿por que deberían ser los métodos tradicionales de enseñanza los que sigan funcionando de manera continua?
El problema aquí es el siguiente: ¿Nos encontramos realmente capacitados para atender escuelas y aprender con las nuevas fuentes de tecnología?
Para esto no me refiero a hacer búsquedas en páginas de Internet ni sentarse frente a una computadora y redactar un texto para subirlo a una página en la web. Creo que existen, de igual manera, miles de aplicaciones y funcionalidades de nuestros aparatos que pueden ser utilizadas de manera en la que vayamos al mismo ritmo de aprendizaje del que vivimos.
Pero repito, habría que concientizar sobre este cambio tanto a alumnos como a docentes para realizar esta tarea.
En ese sentido, existen docentes que constantemente se encuentran ante el problema de que los teléfonos celulares son utilizados, en clase solamente con el fin de entretenimiento, dispersándose la atención de los alumnos que, día tras día, es menor.
No es poco común pasar cerca de un salón de clases y escuchar a un maestro regañando alumnos por encontrarse absortos a estos aparatos.
Por el otro lado, existen después maestros que optan por obviar por completo el hecho de la existencia de éstos y dirigen su atención a los escasos alumnos que atienden a las clases.
Por último, hay profesores que optan por realizar hazañas tales como crear reglas dentro de clases como la no utilización de los dispositivos de ninguna manera.
Como sea, considero que ninguna de las opciones pasadas pueda ser la mejor manera para abordar el asunto.
En ese sentido, creo que si quisiéramos buscar una solución al problema sería que avanzáramos como seres humano, tal como lo hacemos tecnológicamente, en cuestiones de educación para estar lo suficientemente preparados. Tanto alumnos como docentes podemos comenzar a ocupar las herramientas tecnológicas que tenemos a nuestro alcance de una manera adecuada.