Debido a la inflación y corrupción, cientos y miles de personas marcharon por varias ciudades de Brasil.
Tras las manifestaciones ocurridas en Brasil en días pasados, la presidenta Dilma Rousseff accedió dialogar de una manera pacífica para atender las demandas públicas y declaró que lo haría abiertamente con todos los sectores e incluso con los de oposición.
A su vez, Rousseff prometió medidas para una mayor transparencia en el sector público, pero aún así no ha podido calmar las manifestaciones originadas por el escándalo de corrupción de la compañía estatal Petrobras.
Por su parte, ciudadanos inconformes informaron que la protesta del pasado domingo no será la última y sostuvieron quienes organizaron la manifestación de Brasilia que se comenzarán a planear nuevos actos para el mes que viene.
A raíz de los acontecimientos, la popularidad de la mandataria entre la población se derrumbó un 13%, de acuerdo con diferentes sondeos.