«Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país». Eva Perón
Durante muchos años, las mujeres han tenido que luchar y enfrentarse a discriminación o humillación al momento de querer obtener un puesto laboral, en este caso, político.
Así, aunque la Ley Electoral exige un equilibrio de géneros en la contienda por un puesto público, esto se ha tornado más en un juego que en una oportunidad para las mujeres que quieren entrar a esta esfera y hacer de México un mejor país.
Califico de «juego» lo anterior porque en muchas ocasiones se postula a una mujer sólo para cumplir con el requisito de la llamada cuota de género, pero siempre con un suplente (hombre), quien se quedará con el cargo.
Una práctica que ha sido denunciada sucede cuando se les brinda a una mujer la posibilidad de competir en distritos que los partidos políticos consideran perdidos para que, en el remoto caso de vencer, se intercambie el puesto, es decir, la mujer deja el curul a un hombre y éste, en recompensa, les buscará un puesto en alguna dependencia.
En síntesis, creo que es una buena iniciativa que exista un porcentaje equilibrado de hombres y mujeres en los partidos políticos, pero creo que se deben de establecer puntos concisos, en los cuales, las mujeres no tengan la posibilidad de renunciar a su puesto por presiones políticas.
En pleno siglo XXI, es absurdo que se le siga negando a la mujer el poder obtener un puesto alto, y que ésta sea la jefa de otros, por lo tanto, creo que sí es un recurso válido tener cuotas de género.
Sin embargo, hay que regularizar el proceso para así poder darle la oportunidad a las mujeres de competir y crear un ambiente equitativo donde la voz de todos sea importante, sin importar si eres hombre o mujer.
Ya se tomó el primer paso. Sólo falta perfeccionarlo y hacer que funcione correctamente.
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