Religiosas Oblatas de Cristo Sacerdote hablaron sobre la personalidad del V Arzobispo de Yucatán
Persona sencilla y cercana, que ama el sacerdocio: así define a don Gustavo Rodríguez Vega, V arzobispo de Yucatán, la madre Julia de Fátima Moreno, hermana de la congregación de las Madres Oblatas de Cristo Sacerdote.
Asimismo, la madre Julia, de origen yucateco, expresó, en amena charla telefónica realizada en días pasados, que conoció a don Gustavo en 1999, cuando éste fungía como rector del Seminario de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
“Es una persona que ama el sacerdocio, es cercano con la gente, sencillo verdaderamente Pastor […] Uno de sus grandes amores es el Seminario de Monterrey, al cual sirvió como formador, desempeñándose como Prefecto de estudios, Director espiritual y Rector. Viajaba frecuentemente a los tres seminarios, él vivía en el Mayor, pero cada semana iba al Menor y al de Curso Introductorio en Monterrey (estaba muy al pendiente de cada seminario y seminarista) […] también llegaba con nosotras, la comunidad de las Oblatas en Monterrey, allí celebraba Misa, y posteriormente, desayunaba con nosotras”, recordó.
Asimismo, al hablar sobre su labor pastoral, la religiosa expresó: “Como Obispo sucesor de los apóstoles, ha estado siempre cercano a las comunidades parroquiales, pastorales, movimientos, comunidades religiosas y sus sacerdotes, tanto en Monterrey como Obispo auxiliar, como en Nuevo Laredo como Obispo de la Diócesis”.
Por otra parte, la madre Ana María Juárez Martínez, quien acompañaba a la madre Julia en el marco del Capítulo General que su Congregación celebraba en la ciudad de México, tomó la llamada para abundar sobre la figura de don Gustavo, a quien conoció en 1970, cuando éste apenas era seminarista.
“Es un Obispo con olor a oveja, como el Santo Padre pide, alguien que va adelante, que conoce a sus ovejas, que las promueve y las ayuda […] el señor Gustavo lleva todo ese lineamiento, también es alguien sencillo, humilde… y quiere a todos. Es alguien que no se siente príncipe sino siervo”, externó la madre Ana María, quien cumplió 50 años de vida religiosa el pasado 1 de mayo.
Por otra parte, la hermana Juárez, originaria de Monterrey y quien sigue viviendo con entusiasmo su ministerio en la ciudad de Chicago, recalcó que una de las grandes virtudes de don Gustavo es la posibilidad de dirigirse a él como un auténtico padre.
“Es hermano con los hermanos, cristiano con los cristianos, al que puedes […] preguntar como a un mismísimo padre”, finalizó.
Fotografía proporcionada por la madre Julia Moreno
