Empezamos este semestre con Rafa Puerto, quien con tan sólo 25 años de edad, ya ha aportado mucha ayuda social en la Universidad y fuera de ella. Desempeña el cargo de Coordinador de Impulsa, programa en liderazgo y compromiso social.
“Soy yucateco y estudié la prepa en un colegio más chico y de escasos recursos. Cuando yo pasé a segundo de prepa, mi familia dio un brinco muy fuerte en tema económico y me ofrecieron en ese momento cambiarme de prepa. Les dije que no quería”, dijo Rafa, quien se sentía a gusto con su escuela y teniendo a sus amigos cerca.
Sin embargo, la elección de la Universidad ya no quedó en sus manos puesto que fueron sus padres quienes no le dieron otra elección más que estudiar en la Anáhuac Mayab.
Rafael, quien no estaba muy feliz con la decisión de sus papás en un principio porque lo separaría de sus amigos, supo tiempo después que fue de las mejores cosas que le pudieron haber pasado en la vida.
“Me encontré a personas bellísimas, profesores a los que les debo muchísimo. La oferta extracurricular que ofrece la escuela es algo que se debe apreciar y valorar mucho”, señaló.
Tres meses antes de graduarse de la Licenciatura en Mercadotecnia, siendo un ‘impulsa’ ejemplar durante toda su carrera, le ofrecieron el puesto de ser el nuevo coordinador del programa. Él aceptó feliz.
“El hecho de estar formando personas o intentar formar personas es algo muy enriquecedor para uno” dijo Rafa.
Ya lleva un año trabajando en esta Institución y dice que se siente en familia, que junto con amigos y pareja, son sus tres prioridades en la vida.
“Yo encontré en este trabajo fusionar una de mis prioridades, a mis amistades, con mis responsabilidades porque sí me llevé muy bien con mis ‘impulsas’ entonces era muy padre trabajar con ellos. No descuidaba ni mi trabajo ni una de mis prioridades”, afirmó.
No obstante, pronto cerrará este ciclo de su vida para crecer profesionalmente puesto que el lunes 19 de octubre será su último día oficial trabajando para la Universidad.
“En tres años me veo viviendo en el DF, a punto de graduarme de mi maestría en Responsabilidad Social, trabajando en algún tema social, en una relación muy estable con mi novia, preparándome para hacer trascender el noviazgo, con muchas memorias, anécdotas, risas, levantadas, intentando dejar huella a la mayor cantidad de personas que pueda y me quiero ver sin arrepentimientos. (…) El hubiera, espero nunca padecer de eso, (…) Con una vida espiritual fuerte, fortalecida y feliz, en paz”, sostuvo.
Aunque ya no estará en Impulsa, Rafa no piensa dejar de dedicarse al servicio social. De hecho desde que entró al programa como alumno, decidió que se dedicaría a esto toda su vida.
Por otro lado, el ver a su madre cuidar a sus abuelitos hasta el último día de sus vidas, le sirvió para darse cuenta del valor de ayudar y su padre, médico de profesión, ayudó a que crecieran esos valores en él.
“De mi madre aprendí la entrega y de mi padre la universalidad de esa entrega”, mencionó.
Además de sus papás, otra persona jugó un papel muy importante para su forma de pensar: su coordinador de Impulsa.
“Antonio Andere, que fue uno de los personajes más importantes de mi vida, me enseñó sobre todo esto, sobre el servicio y el amor al servicio”, expresó.
Por todo lo anterior, Rafael Puerto Reyes partirá a una nueva aventura motivado por seguir ayudando a la sociedad. Después de un año como coordinador de Impulsa, dice que tiene mucho que agradecer sobre esta experiencia.
“La Universidad me dejó una integridad moral muy fuerte, me deja un criterio acerca de lo bueno y de lo malo y una preferencia por siempre a lo bueno. Me formó como persona haciéndome más extrovertido, más líder, con más confianza en mí mismo, con más seguridad de lo que puedo, de lo que sé. Me formó en temas académicos, me hizo licenciado, fue la que me abrió los ojos a mi sensibilidad social. Me dejó muchos amigos, a muchas personas a quienes admirar, muchas anécdotas, muchas risas, grandes líderes… me deja satisfecho y con nostalgia”, concluyó.
