Las fiestas decembrinas ya se encuentran a la vuelta de esquina. Ya viene la Navidad, el Año Nuevo, los regalos, Noche Buena, Santa Claus, los Reyes Magos, el niño Dios, el bacalao, los romeritos, etc.
En fin… Se viene la época que hemos estado esperando, tanto para tener vacaciones como para reunirnos con la familia y recordar todos esos momentos importantes.
Hace algunos días escuche a una amiga decir: “Ya se viene la Navidad, pero con tantos problemas como la guerra y la pobreza, ¿qué tenemos para celebrar?”… confieso que me dejó pensando mucho.
Y tiene razón: hace tan solo unos días aprobaron el aumento salarial a los funcionarios públicos, mismos que el próximo año obtendrán un aguinaldo por más de 400 mil pesos, sin olvidar que la economía y la moneda mexicana ha perdido posición frente al dólar. Además, en nuestro país, hay 55.3 millones de mexicanos en pobreza extrema y 22 millones de mexicanos sin acceso a agua potable.
Por si esto fuera poco, no podemos olvidarnos de Siria con una suma en muertes de 230 mil habitantes por la guerra o a África, en donde uno de cada cuatro habitantes sufre de hambre, sin omitir a los más de 300 millones de habitantes del mundo que se encuentran en desempleo.
Sí, mi amiga tiene razón: no hay por qué celebrar todo el sufrimiento que se está viviendo. No hay por qué celebrar la pobreza, el desempleo o el poco desarrollo económico.
Sin embargo, en medio de todo lo malo, hay 20 millones de mujeres en el mundo que han sobrevivido al cáncer de mama, 140 millones de habitantes del mundo que trabajan como voluntarios en organizaciones sin fines de lucro, 80 millones de niños huérfanos que son adoptados. Además, el 75% de los niños que sufrieron leucemia en el año sobrevivió.
Entonces, ¿por qué no celebrar? ¿Por qué ver el lado malo de las cosas? ¿Por qué no nos detenemos un poco y vemos lo bueno que nuestro mundo tiene?
Sí, es verdad que no podemos cerrar los ojos ante tanta injusticia y dolor, pero la Navidad es un motivo de unión y agradecimiento.
Asimismo, el celebrar la llegada de un año nuevo, nos dice que aún tenemos esperanza de que nuestro mundo prospere y sea mejor que los anteriores. No debemos perder esa esperanza: debemos aferrarnos a ella, pues eso es lo que definirá cada una de nuestras acciones, y a través de ellas, poder aportar un pequeño grano de arena al cambio.
Por todo lo anterior, yo sí celebrare, celebraré la unión, a mi familia, la existencia del amor. Celebraré las oportunidades que se han dado para un cambio, celebraré la esperanza de que la política en nuestro país deje de ser corrupta, celebraré la fe de que las guerras se terminarán y ya no habrá más muertes, celebraré que, a pesar de todo, hoy estamos aquí y estamos para vivir.
Y tú, ¿qué celebrarás?
Fuente de la imagen: http://classique.com.mx/wp-content/uploads/2013/10/esferas-navidad-alrededor-mundo.jpg
