Las «tradicionales» posadas navideñas han pasado de tener un sentido religioso festivo a una mera excusa para organizar una reunión o una fiesta con los amigos o familia, perdiendo el verdadero valor que estas poseían.
Los problemas para organizar la agenda a final de año se nos presentan a muchos. La reunión de tal, en intercambio con tales y las populares posadas. Pero nos preguntamos alguna vez ¿Qué se debe tener en cuenta para una posada?
Las posadas son una tradición latinoamericana, principalmente celebradas en México, Honduras, El Salvador y Guatemala. Éstas se comienzan a festejar durante los nueve días previos al día de Navidad, es decir, del 16 al 24 de diciembre.
Su principal propósito es (o era) el recordar el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta llegar a Belén. Durante dicho peregrinaje buscaban un refugio dónde pasar la noche, buscaban alguien que les diera posada en su casa.
Comenzaron a realizarse desde los primeros evangelizadores. El papa Sixto V instauró misas durante estos nueve días con goce de indulgencia plenaria a los asistentes. Posteriormente fueron realizándose fuera de las iglesias y pasaron a los barrios y a las casas, donde los cantos religiosos tradicionales fueron sustituidos por música popular.
De este origen surgieron los cantos de posada que perduran hasta nuestros días. «Os pido posada», «posada les pido, amado casero», etc.
Pero hoy en día, han sido desplazadas por la ingestión de bebidas alcóholicas, la abundante comida y los cantos de posada han quedado olvidados.
En el marco de las famosas posadas, se espera en el tiempo de Adviento, que consiste en la preparación espiritual de uno para recibir al niño Jesús con una fe renovada.
Es importante preguntarnos ¿Quiero vivir verdaderamente esta preparación espiritual? ¿Quiero vivir la tradición como se debe? o ¿Quiero reunirme con mis amigos y familia meramente por el gusto de compartir con ellos?