Por: Viridiana Enseñat
Un sismo de 7.8 grados en escala Richter sacudió la región noreste de Ecuador con un saldo de 413 personas muertas.
A su vez, el terremoto afectó las ciudades de Ibarra, Otavalo, Cotacachi, San Pablo, Atuntaqui, entre otras poblaciones vecinas. Además, grandes deslizamientos de tierra afectaron carreteras y haciendas.
Al respecto, el presidente de la nación sudamericana, Rafael Correa, aseguró que «la reconstrucción costaría miles de millones de dólares’’ durante su recorrido por las zonas más afectadas.
Según un reporte oficial, la zona no había registrado un evento de esta intensidad desde hace 18 años, por lo que la población no sabe de qué manera actuar.
Estamos abandonados, no hay quien nos proteja, no ha venido nadie, ya han pasado 38 horas, hay estructuras a punto de colapsar, hay muertos entre los escombros, aseguró Gabriel Páez, un abogado de 45 años que contaba con una tienda telefónica en el centro de la ciudad.
Tras el impacto que causó el movimiento telúrico, muchas personas deambulaban en busca de cosas valiosas, ropa o zapatos entre las ruinas, según Reuters.
Vecinos de las zonas más afectadas estaban preocupados por la escasez de agua y alimentos.
Por lo anterior, el presidente Correa dispuso que las empresas embotelladoras de agua de todo el país entreguen su producción.