En días pasados, durante una larga conversación realizada en el marco de su visita a Mérida, José Luis García Agraz, director de cine mexicano, habló sobre el cine como forma de expresión artística.
El director de ‘Nocaut’, ‘Salón México’ y ‘Desiertos mares’, esta última realizada en 1995, por nombrar algunos ejemplos de sus películas, mencionó que a veces la obra puede llegar a trascender sin proponérselo y ella puede ser más grande que uno mismo y el proyecto que iniciaba.
El espectador percibe la autenticidad, indicó.
José Luis afirmó que cuando una película se convierte en una aventura del corazón, el espectador lo percibe inmediatamente. Esto no implica que sean buenas películas sino que también puede percibir que su espíritu o contenido es pequeño, de cualquier forma, sentimos solidaridad con él ya que nos identificamos con lo que estamos viendo.
Para construir una idea del corazón es necesario transportarlas a un medio que además sea armónico, aclaró.
El cineasta mencionó que uno de los diseños más interesantes de una película es el audio.
Por ello, existen ciertos cineastas que no les gusta la música, prefieren limitarse en el soundtrack, mientras que otros lo usan con frecuencia. Esto, debido a una explosión de posibilidades técnicas que estamos viviendo.
En el guion debe estar el ADN de lo que significa la película, añadió.
Por otro lado, García Agraz señaló que el guion, como su palabra lo indica, es una guía, y no pertenece a la literatura, ya que está en función de la película.
Sin embargo, hoy ya no hay ni siquiera un camino que diga: «esto tiene que ser así». Lo seguro es que el guion sirve como punto de partida y dentro de él deben estar las características del sueño que uno tenía en el corazón, junto con el modo de hacerlo llegar a la gente.
Vivimos en un mundo fragmentado: mar gigantesco de ignorancia contra un pequeño número de intelectuales, comentó.
Por último, explicó que el cine tiene que ver con el modo de relacionarse con las cosas: la música, la pintura, la literatura y la cultura.
Si no tenemos nosotros un centro, empezamos a enamorarnos de todo lo que nos pasa. Nunca tienes claridad, y cuando eres joven menos, pero si tú como realizador sientes esa pasión dentro del corazón, no hay nadie que pueda detenerte, concluyó.
