La constante lucha entre ¿qué es mejor, el libro o la película?, es un debate que cada vez se hace más presente en nuestras pláticas cotidianas. Tanto la pieza literaria, como la cinematográfica, son obras de arte capaces de lograr que nos enamoremos de ellas.
Ambas obras, cada una con sus características particulares y criterios principales, poseen la magia de transportarnos a otro mundo, construir un nuevo universo, llevarnos de un lado para otro y establecer una conexión capaz de meternos en la historia y hacernos parte de ella.
Por lo general, quienes se sumergen en el mundo de la literatura suelen ver la película con altas expectativas y la mayoría de las veces no son cubiertas. ¡Ah!, y no faltan los comentarios sobre todas aquellas partes que le quitaron del libro y si le hace justicia o no.
Esta situación de inconformidad, la mayoría de las veces es por “nuestra culpa”, y digo «nuestra culpa», porque somos nosotros quienes fijamos los parámetros para comparar el libro y la película.
La literatura y el cine son distintas artes, las cuales tienen su propia forma de evaluarse, analizarse y criticarse. El error que muchas veces cometemos es que queremos examinarlas como si fueran iguales, cuando no lo son. Pueden ser un reflejo, pero no son gemelas, ya que ambas se trabajan y desarrollan de maneras distintas.
Por una parte, tenemos la pieza literaria, la cual tiene únicamente las ideas del autor: todo un mundo que fue creado por él, la extensión que no tiene límite y además, la principal característica y encanto de los libros: la imaginación de cada lector, la cual es única.
Ahora bien, la obra cinematográfica es un conjunto de ideas y perspectivas del director, el guionista, el director de arte, entre otros. Aquí se engloba la imaginación de todos ellos para poder materializar ese mundo. Además de que tienen un límite de tiempo, ya que no es para verse por partes o capítulos.
Cada obra tiene su grado de complejidad y sus retos, pero no nos damos cuenta que es casi imposible e injusto examinar dos piezas distintas bajo el mismo criterio. Incluso cuando comenzaron las adaptaciones literarias, se creía que el cine era un arte menor a la literatura y que no podría llegarle, por lo tanto no podía ser mejor.
El dilema entre si es mejor el libro o la película, muchas veces termina en que es mejor el libro, porque hay más contenido, se disfruta más, tiene un mayor sustento la historia, y así, mil razones más. Pero la realidad es que ambas piezas pueden ser buenas a su manera.
Es verdad que puede haber adaptaciones cinematográficas que no mantienen una gran fidelidad al libro, lo cual no ayuda mucho al momento de responder la clásica pregunta, pero hay que recordar que debemos evaluar al libro como material literario y a la película como película.
Ambas piezas pueden generar un gran conjunto y complementarse, ya que en el libro creas el mundo de la mano del autor y en la película materializan ese mundo, pero hay que recordar que aunque sea la misma historia, no son las mismas artes y por lo tanto los criterios deben ser distintos.
Fuentes de las imágenes: cie.org.mx, achtungmag.com
A mi siempre me pasa esto:quienes se sumergen en el mundo de la literatura suelen ver la película con altas expectativas.