Todos conocemos bien lo sucedido el pasado 26 de septiembre del 2014 durante un enfrentamiento ocurrido entre fuerzas de la policía de Iguala y un grupo estudiantil de la Escuela Normal de Ayotzinapa. Conocemos también que los estudiantes se dirigían a Iguala, Guerrero, en autobuses secuestrados.
De igual forma, conocemos que en el trágico enfrentamiento tres de los estudiantes perdieron la vida, cuando los elementos policiales desataron una balacera para tratar de detener los autobuses en los que se trasladaban los normalistas.
Pero lo que hasta la fecha, dos años después de los hechos, no conocemos, es lo que sucedió con esos 43 estudiantes que fueron detenidos tras los enfrentamientos. La Procuraduría General de la Republica (PGR) se escuda diciendo que los estudiantes fueron víctimas de un grupo del crimen organizado, quienes incineraron sus cuerpos.
Lo único realmente claro es que éste es un ejemplo más de las miles de muestras de corrupción en el poder que van a lo largo del gobierno del actual presidente, Enrique Peña Nieto, cuya gestión se ha visto manchada por distintas cuestiones, como la fuga del hombre más buscado del mundo, Joaquín Guzmán Loera; por incrementos exorbitantes del precio del dólar o incluso por la invitación a México del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump.
Podría seguir numerando las faltas del Presidente en turno, pero prefiero concluir que en tanto no le pongamos un alto al gobierno corrupto de nuestro país, nos seguirán haciendo falta 43.
