La capital del estado de Quintana Roo continúa en crisis debido a los despidos masivos del personal directivo, administrativo y operativo de las dependencias de gobierno.
Dichos despidos han sido ordenados por el nuevo gobernador, Carlos Joaquín González con el fin de introducir a las personas que lo apoyaron en su campaña y que son ajenas al estado.
Los despidos comenzaron desde el mes pasado en Chetumal, sede del gobierno del estado, posterior al cambio de administración del 23 de septiembre, cuando a la mayoría de los trabajadores se les pidió la renuncia, sin ningún motivo o aviso y sometiéndolos a lo que llamaría yo «tortura psicológica», ya que los presionan a renunciar sólo por haber sido parte de la administración de Roberto Borge Angulo, ex-gobernador del Quintana Roo, a quien se le acusa, y con mucha razón, de haber tenido una administración corrupta.
Y no digo que esto sea una acción nueva: es costumbre que después del cambio de administración, se les pide a los trabajadores directivos que renuncien y posteriormente se hacen cambios y adecuaciones en las dependencias.
Pero esta vez, se les pidió la renuncia no solo a los directivos, también al personal administrativo y operativo de casi todas las dependencias. Con esto me refiero a que incluso el personal de limpieza fue amenazado y forzado a presentar renuncias, algo excesivo puesto que los intendentes no tienen nada que ver con la administración del Estado.
Carlos Joaquín busca quitar a todo trabajador que haya colaborado con el gobierno anterior con la excusa de que todos son corruptos y que el Estado necesita un cambio, pero yo creo que lo que quiere es acomodar al personal que participó en su campaña.
No digo que no sea una buena estrategia, pero sí de verdad quisiera descartar a los trabajadores que no cumplen con los requisitos para quedarse en su puesto, debe ordenar un despida como se debe, otorgando una liquidación justa después de servir al gobierno por tantos años.
Me parece un acto de cobardía forzar a la gente a renunciar para no tener que pagarle a nadie, sin mencionar que todos estos cambios se están haciendo antes de que termine el año para no pagar las prestaciones que conlleva.
Faltará ver si en realidad estos cambios ayudan a salir de la gran deuda en la que se quedó el estado después de la administración anterior o si sólo empeora la situación económica de los ciudadanos quintanarroenses.
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