Hace ya algunos meses, salió el comercial de H&M para la colección de otoño 2016. La agencia sueca ‘Forsman & Bodenfors’ fue la encargada de realizar este proyecto.
En él participaron modelos poco convencionales (ancianas, gordas, boxeadoras, modelos transexuales, etc.) con el objetivo de romper con todos los estereotipos que existen en torno a la belleza.
La campaña pretende darle una vuelta al concepto establecido por la sociedad de lo que significa ser una “dama”. Esto se ve reflejado en la famosa canción de Tom Jones, “She is a lady” que se escucha de fondo, además de que acompaña y refuerza a las imágenes diciendo: “Ella tiene estilo, ella tiene gracia, ella es una ganadora. Ella es todo lo que siempre querrías”.
No caigas en la nueva campaña. Durante este año, un informe compilado por la Alianza de Salario Digno en Asia (The Asia Floor Wage Alliance) descubrió que el gigante de la moda estaba explotando a su personal. Empleados afirmaron que despedían a las mujeres en cuanto quedaban embarazadas. Esto, combinado con el acoso sexual dentro del lugar de trabajo, del cual se dijo era algo común.
A esta empresa no le importan las mujeres. Me atrevo a decir que no le interesan los derechos humanos en general, ya que se encontró también que algunos niños refugiados sirios trabajan en sus fábricas en Turquía, sin mencionar las excesivas horas extra y el salario, que se encuentra muy por debajo del estipulado en la industria. Lo que la empresa ofrece a su personal de la nación del sudeste asiático es una gran prueba de ello.
Por otra parte, sobre su postura a favor de la diversidad y el optimismo con respecto al cuerpo, debo recomendar al lector darse una vuelta por sus tiendas. La mayoría de ellas no tienen un departamento de mayor tamaño. Con el pretexto de que no había espacio para ellas, sus tiendas en Nueva York sacaron de sus pisos las prendas con tallas más grandes. Esto me lleva a pensar en las modelos corpulentas o de mayor peso en su comercial y preguntarme si usaron otras prendas en él, ya que las de H&M no les quedaban.
Estoy convencido de que en realidad su objetivo era otro. El verdadero objetivo fue aprovechar la idea del feminismo con el fin de vender su última gama de ropa barata, utilizando un tema que está de moda. Fue sólo una estrategia publicitaria, puesto que no les interesó difundir el mensaje con acciones positivas en sus fábricas.
No necesitamos que un multimillonario poco ético nos diga que está bien crecer vello en nuestras axilas o desabrocharnos el botón antes de comer, ni mucho menos que nos hablen sobre la belleza.
«No compro el sentimiento ni la ropa», escribe . Tiene razón: hay que ser congruentes.
Para visitar el video original, dar click a: https://www.youtube.com/watch?v=8-RY6fWVrQ0