Un ambiente de tristeza y reclamo rodeó a los amigos, familiares, funcionarios y miembros de la comunidad artística que asistieron, el pasado martes, al homenaje luctuoso en memoria del artista mexicano José Luis Cuevas.
Durante el acto de despidida, el palacio de Bellas Artes fue testigo del último adiós a uno de los pintores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX en México y en el mundo.
Presidido por la Secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, se ofrecieron discursos de despedida para José Luis.
«Te decimos gracias porque tu nombre estará asociado para siempre al arte, a la memoria y al la juventud permanente, a la ruptura y a la búsqueda. En México agradecemos tu vida y talento» mencionó la Secretaria de Cultura.
Al llegar las cenizas, al principio del evento, se escucharon gritos de apoyo hacia las hijas del difunto:«¡No están solas!» enunciaban los ecos, en respuesta a su mala relación con la segunda esposa de su padre y la manera en la que, según ellas, se enteraron de la muerte de su padre, las redes sociales.
En 2013, el «Gato Macho», como lo llamaban sus amigos, estuvo hospitalizado diez días. Esa fue la última ocasión en la que sus hijas lo vieron, pues según ellas, su esposa, y ahora directora del su museo, Beatriz del Carmen Bazán, lo tenía casi «secuestrado».
Dos horas bastaron para despedirse del principal representante de la generación de la ruptura. Dos horas de lágrimas . Dos horas de tensión, gritos y momentos silentes.
El «enfant terrible» se ha ido, pero tras él, quedan las bien formadas sombras de lo que dejó. Rebelde, provocador, genio y niño eterno. Descanse en paz, José Luis Cuevas.
Una risa,
Como un aullido
Desde el fondo del tiempo,
Desde el fondo del niño,
Cada día
José Luis dibuja nuestra herida.
-Octavio Paz, Totalidad y fragmento
Fuentes:
La jornada
Excelsior
Proceso
Huellas de México
José Luis Cuevas: Espacio del artista
