El final del amor

Yo les hablaré acerca de una chica que se enamoró de un hombre que era muy…¿saben qué? Mejor se los voy contando poco a poco. Esta es una historia muy larga y sinceramente no sé cómo empezar a contarla así que empezaremos desde el inicio, cuando todo comenzó.

Tiempo atrás teníamos a la joven Alexa, una chica guapa, alta, de cabello largo castaño, ojos cafés, quien tenía una mirada que imponía e intimidaba a las personas.

Ella estaba paseando con una amiga cuando de pronto se encontraron a una bolita de hombres quienes resultaron ser sus amigos. En ese espacio había uno que no conocía, sabía quién era, al igual que él sabía quién era ella, pero nunca hablaron ni intercambiaron ningún gesto. Su nombre era Ricardo, un joven de la estatura de Alexa, ojos cafés muy obscuros, pelo chino y como dicen “morenito”. Se presentaron y fue ahí donde él la empezó a buscar tiempo después.

Pasaba el tiempo y a Ricardo solo le interesaba más y más Alexa, pero cabe resaltar que ella no buscaba nada, pero como siempre he dicho, “Nunca digas nunca”, ¿verdad Alexa? Sin darse cuenta se fue enamorando poco a poco hasta que comenzaron a “andar”, todavía no eran novios, pero tampoco eran amigos.

Se veían casi diario, hablaban día tras día, noche tras noche. Realizaban videollamadas y llamadas de horas, ya saben lo típico de película de Hollywood.

Llegó un momento en el que Ricardo le pidió que fuera su novia, a lo que Alexa con mucha felicidad contestó que sí. Ahora bien, lo que no saben es lo que hay detrás de ese chico quien aparentemente la trataba como una princesa.

Ahí les va, Ricardo aparentaba ser un chico súper intimidante, fuerte, con ego hasta el cielo, caballeroso y respetuoso. La realidad es que él era contrario: celoso, manipulador y tóxico, al grado de prohibirle cosas a Alexa.

Cumplían meses y los problemas entre ellos se fueron haciendo cada vez más grandes. Ricardo era más grosero y Alexa más harta y lastimada por la situación, hasta que llegó el día en que la gota derramó el vaso.

Era de noche, un día que se suponía especial ya que cumplían un mes más de novios. Durante la cena él no se cansó de tirarle comentarios negativos acerca de los amigos de Alexa y de ella misma, palabras que solo la afectaban más y más, cuando de pronto, Ricardo le dijo:

No sé porqué quieres salir con tus amigos, todos son unos idiotas y cuando menos te lo esperes te van a traicionar.  

A lo que ella respondió:    

No lo harán y si lo hacen, ¿a ti qué? Yo aprenderé de eso y tienes que entender que voy a tener amigos, a salir y hablar con ellos, ¿lo aceptas sí o no?

Y Ricardo sin pensarlo contesta:

• No, no lo acepto.

Fue ahí donde Alexa terminó todo, se paró de su silla y como una mujer empoderada salió del restaurante y se dirigió a su casa.

Las primeras semanas se le hicieron lo más difícil, lloraba con sus amigos, con su madre o ella sola. Después de algún tiempo ese nudo en la garganta se fue aflojando, ese sentimiento de tener el estómago revuelto se me fue por igual, hasta que de repente me di cuenta que no había pensado en él todo el día.

Ahora me sentía mejor, más feliz, más amada por mí misma, más libre, tan bien me sentía conmigo que ni soy capaz de recordar la razón por la cual dolía tanto. Y sí, leyeron bien, yo soy la protagonista, yo soy Alexa.

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».