Solo es un número

Solo es un número

El elevador estaba inusualmente frío esta mañana, empecé a frotar mis brazos con mis manos para quitar la piel de gallina que se había formado en mi piel. El elevador se detuvo en el piso número ocho, dando un pequeño rebote. Salí detrás de mi mamá y nos dirigimos al consultorio número 808. 

Empujamos la puerta y nos encontramos con la sala de espera totalmente vacía, fue entonces que le di una mirada extrañada a mi mamá. -Qué raro-, pensé, siempre está la secretaria. Ambas nos sentamos y un momento después escuchamos las, ya familiares, pisadas de mi doctora dirigiéndose a la puerta para dejarnos pasar. 

No me sentía nerviosa, sabía que me había portado muy bien estas cuatro semanas. Los siete días de la semana me “maté” en el gimnasio, solo comí lo justo y necesario para no desmayarme y tomé tres litros de agua diario. A decir verdad me sentía muy emocionada por saber cuánto peso había perdido.

Me senté en la silla frente a la doctora e intercambiamos el típico saludo. 

-¿Cómo te portaste este mes?- me preguntó la doctora.

-Muy bien- le contesté con una sonrisa -me esforcé mucho-.

-Bueno, vamos a ver tu esfuerzo- me dijo, parándose para prender su báscula.

Rápidamente me quité el broche que sostenía mi cabello, mi reloj, mis pulseras, mis aretes y mis zapatos. Si por mi fuera, me quitaba la ropa para no tener ningún tipo de peso extra. 

Recorrí el corto tramo desde mi asiento hasta la báscula con pasos seguros. Subí un pie y luego el otro, sentí el frío objeto bajo mis pies e hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. 

Puse mi mirada al frente, no queriendo ver los números y me concentré en la pintura que tenía frente a mí: una báscula de señora gorda. De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos por el leve pitido que emite la báscula cuando está lista para decirme cuánto peso había perdido. 

Me bajé y con paso apurado volví a mi asiento, esperando a que la doctora me felicitara. Pero, la felicitación nunca llegó. En lugar de ello, me recibió un eterno silencio. Un suspiro de decepción se escapó de los labios de la doctora y sus siguientes palabras quebraron algo dentro de mí. 

– Subiste de peso, subiste de grasa y perdiste músculo…¿qué pasó?- declaró con voz seria.

No pude contestar, pues mi cabeza iba a mil por hora, repasando cada comida, cada caloría que había ingerido. Sentí cómo se me formaba un nudo en la garganta que desesperadamente intentaba tragar, pero las lágrimas ya empezaban a quemar mis ojos. Bajé la mirada hacia mis manos que se retorcían creando un dolor físico para calmar el dolor mental. 

Sin embargo, ningún dolor se comparaba con la voz en mi cabeza que me acompañaba todos los días. Que patética eres, nunca haces nada bien. Empezó a decir la voz; nunca eres suficiente, tus esfuerzos nunca son suficientes. Siguió hablando mientras yo seguía en una batalla contra mis lágrimas. Eres una decepción. El dolor de mis manos ya no era suficiente, así que dirigí mi mano izquierda hacia mi nuca y empecé a tirar fuertemente de un mechón de cabello. 

Una y otra y otra y otra y otra y otra vez. 

La voz tiene razón, jamás voy a ser suficiente y con esto las lágrimas empezaron a huir de mis ojos creando un camino caliente que llegó hasta mi barbilla.

Escuché que mi mamá y la doctora me decían algo, no obstante, yo seguía inmersa en mis pensamientos, tratando de controlar el incesable llanto que me dejaba sin aliento. 

Pese a mi lloriqueo, pude distinguir una frase…“solo es un número.” 

Ellas jamás entenderán. Nunca es sólo un número.

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».

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8 thoughts on “Solo es un número

  1. Me encantó, Vicky. Muchos libros desearían tener una buena redacción como la tuya.
    El mensaje que transmites es muy fuerte, pero honesto honesto; eso le da mucho valor a tu texto. ¡Sigue así!

  2. Es necesario abrir esta conversación sobre la realidad de los TCAs. Excelente texto, sentí el nudo en la garganta yo también.

  3. Creo que es algo con lo que totalmente me puedo identificar. Desde que estoy chica iba con la nutrióloga y sentía un miedo terrible cada que me subía a una báscula por ver el número que iba a estar en esa maquina. Sin duda hay una etapa en la que para nosotras nunca es solo un número aunque tratemos de convencernos que sí porque muchas veces como mujeres nos han hecho sentir que nuestro valor está en nuestro aspecto físico.

  4. Tienes un don para la escritura. De verdad, me adentre en tu historia, sentía que lo estaba viviendo. Sigue así y tendrás mucho éxito en la escritura

  5. ¡Wow! Siempre es duro leer algo de este estilo porque por más que queramos no vamos a poder comprender el sentimiento de la persona. Me encantó.

  6. ¡Wow! Logre identificarme con el personaje y tristemente es un tema delicado pero muy común entre chicas. Me gusta mucho el título porque refleja como tú lo vives.

  7. Un relato muy bien logrado Victoria. Realmente describes a la perfección la psicología del personaje principal y la profunda decepción depresiva que siente a la hora de saber que no logró su objetivo. Empatizas totalmente con ella.

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