Fue extraño cuando la casa de mi infancia
se quemó.
Las llamas consumieron el único lugar
al que llamé hogar.
Empezó por la cocina,
el sótano fue de último.
El árbol que me encantaba escalar
quedó reducido a raíces secas.
El garage donde aprendí a montar bicicleta,
se convirtió en escombros desnudos.
Y ahí, parada en la orilla
de lo que alguna vez fue mi hogar,
vi la pintura derretida y
la tristeza convertida en ceniza.
Los gritos se fueron
con la fuerte brisa de otoño.
Y el tapiz de la pared,
fue solo pedazos de lo que era.
El bidón de gasolina
en mis manos,
jamás se sintió tan pesado.
Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».
Me encantó la manera en la que vas contando la historia. Realmente pude imaginar cómo la situación iba ocurriendo