Siempre hay algo detrás de mí, me sigue cuando despierto, duermo, como y baño. Es una sensación de la cual todavía no he logrado encontrarle significado, pero, sí sé que cuando siento eso, hay algo detrás de mí.
Todo comenzó cuando estaba en la secundaria, la gente se burlaba por cómo era, me expresaba o por cómo hablaba, y desde ese momento algo empezó a perseguirme. No me dejaba tranquilo nunca, cuando iba a una fiesta ahí estaba mirándome desde atrás.
Sé que no soy el único que tiene esa sensación, mis amigas me han dicho que también ellas lo sienten, le tienen mucho miedo, tanto que prefieren no hablar de aquello.
El tiempo ha pasado y hemos cambiado, pero me sigue desde atrás. Lo puedo sentir como una larva quitándome energía poco a poco, me quiero deshacer de ese algo, pero ¿cómo puedo matar algo si no sé qué es?
Mis amigas lograron matarlo, pero no fue fácil, incluso, una de ellas casi muere intentándolo. Yo en cambio, prefiero ignorarlo y que se quede ahí viéndome.
Hubo un tiempo que no estaba y me sentía tranquilo, pero sucesos pasan y el algo otra vez regresa. Creo que vive en algún lugar de mi cuerpo o al menos ahí se originó, de eso, sí estoy seguro, mis amigas me lo han confirmado.
Ya no lo aguanto, necesito deshacerme de esa cosa, pero no le puedo pedir ayuda a nadie. La cosa me ha quitado mi voz, mi forma de ser; ¡estoy pidiendo a gritos que alguien me salve! Sin embargo, nadie me escucha o al menos parece que no lo hacen.
Todo está perdido, no hay nada más por hacer. Ese algo toma forma humana, o eso parece ser, me despierta cuando estoy dormido.
-Acompáñame-, me dice. Estoy tan tranquilo cuando me habla, parece que el miedo desapreció, en el momento que me abraza todo se vuelve negro y me convierto en la sombra que hay detrás.
Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura “Narrativa Literaria”.
