Aquella noche, Nicolás se fue a la cama con profunda amargura. No cabía duda de que el día había sido muy desmotivador para él. Era uno de esos días en los cuales sentía su vida sin rumbo y con un futuro incierto.
Había perdido su trabajo esa misma mañana. Después de meses tratando de levantar un proyecto en la productora en la que trabajaba, su jefe decidió que Nicolás no estaba mostrando resultados y debía despedirlo de la compañía.
Pasó el resto del día vagando por las calles de su lluviosa ciudad con ganas de acudir con un amigo, pero la vergüenza de haberse quedado sin empleo lo invadía.
Finalmente, decidió llegar a su departamento y echarse a la cama. Y ahí estaba él, totalmente solo. Igualmente, tenía dudas de su futuro, sin entender por qué la vida puede ponerse tan incierta cuando uno menos lo espera, y sin querer despertar al día siguiente.
Entonces se durmió.
Cuando Nicolás despertó su departamento había cambiado por completo. Era mucho más grande y con muebles lujosos y caros. Miró dentro de su amplio ropero y vio las prendas de más alta calidad de las que él tenía conocimiento. Sorprendido, se puso un traje azul marino y salió a la calle.
Afuera estaba soleado, pero no hacía calor. Todas las personas que caminaban en la acera saludaban a Nicolás con mucha alegría. De pronto, un auto negro último modelo se estacionó frente Nicolás y este subió al vehículo. La ciudad se veía también distinta. Estaba llena de color y gente sonriendo por todas partes. El cielo gris había cambiado por uno azul y con un gigantesco sol.
El carro llevó a Nicolás al edificio en el que trabajaba. Ahora era un rascacielos enorme. Nicolás entró y todos los empleados se acercaron a él para felicitarlo por el éxito que había tenido la compañía gracias a su proyecto. Fue en ese momento donde supo que todo se trataba de un sueño.
Al regresar a su departamento, se fue a dormir con ganas de despertar y darle un giro a su vida con soluciones que había pensado mientras estaba en el sueño. Pero al despertar, seguía estando en su lujosa habitación, en ese mundo tan colorido y lleno de luz.
Nicolás continuó los días viviendo su vida soñada. En las reuniones con sus amigos, él era el centro de atención y hacía que todos se diviertan. La mujer de la cual se había enamorado hace muchos años, finalmente le había correspondido.
Pero, con el tiempo empezó a sentirse extraño viviendo en el sueño. De pronto, extrañaba los días de duda y de reflexión. Ya no quería seguir teniendo todo lo que deseaba, o más bien, quería ganarse lo que se propusiera y no solo tenerlo a sus pies. Quería un propósito que perseguir.
Finalmente, Nicolás se sentía solo, con muchas dudas de su futuro, sin entender por qué la vida puede ponerse tan incierta cuando uno menos lo espera, y sin querer despertar al día siguiente.
Historia de José Carlos Polanco Vargas.