Era un día soleado como cualquier otro, nada había cambiado en la vida de nuestro querido Abel, quien seguía siendo la misma historia aburrida, una persona más en este mundo, un simple número o eso es lo se que piensa de él. Es alguien insignificante, toda su vida ha sido una miseria, no tiene empleo, vive con su madre y nunca ha tenido a nadie más que sus juegos de Xbox, sin embargo, él se consideraba una persona importante.
Un día era de noche, él estaba paseando cerca de su casa. Caminaba por una avenida vacía, la cual, se sentía tan escalofriante. Mientras que, al seguir caminando escuchó un silbido, cuando volteó vio a un señor con un chaleco elegante, quien solamente veía al horizonte. Por su parte, Abel por curiosidad, se acercó para ver si se encontraba bien.
-Disculpe ¿se encuentra bien?
-Sí, me alegra que estés aquí.
Abel hizo una cara confusa y sorpresiva a la vez.
-Tú, ¿cómo me conoces?
-Sé todo sobre ti. Tengo una propuesta para ti.
-¿Ah, sí? ¿Qué tipo de propuesta?
-Ya que no disfrutas tu vida y tu mayor sueño es tener dinero y poder, yo te daré todo el dinero necesario para que tengas una vida placentera y llena de lujos.
-Eso suena muy tentador, continúa.
-Pero, a cambio de eso tienes que sacrificar tres cosas.
-¿De casualidad pone mi vida en peligro?
El señor de traje se ríe.
-No.
-Entonces acepto —dijo sin siquiera pensarlo dos veces.
En un abrir y cerrar de ojos todo en su vida había cambiado. Su sueño había sido cumplido. Actualmente, ya era alguien con dinero y quien vive todos los lujos posibles. Lo malo es que sacrificó las tres cosas que un humano no puede hacer.
La primera era que ya no tenía la posibilidad de casarse o vivir la vida con la persona que amaba.
Segunda, él no podía saber nada de su familia, ni ellos de él.
Tercera pero no menos importante, es que juegue con él. Realmente, solo fue otro peón en un tablero de ajedrez, el cual utilicé y humillé. No les voy a mentir, a él le gusta mucho jugar con los humanos.
Así que recuerda esto, tres cosas que nunca puedes sacrificar son tú corazón, la familia y tu dignidad.
Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».