Abril es mi navidad

Abril es mi navidad

Querido Santa.

Este año si bien ha sido un año bueno, no me siento del todo feliz . Permíteme explicarte con mayor detalle.

El año pasado fue un caos, pero fue perfectamente entendible para mí. En Marzo mis padres me dijeron “no debemos salir, hay un virus en el aire que está matando a la gente” y nos quedamos en casa todo el tiempo. Honestamente yo tenía mis dudas al respecto. Al principio creí que era otra de esas noticias falsas que abundan en internet, y que los principales creadores de contenido e influencers obviamente aprovecharían para tener algo de qué hablar durante un buen rato. 

Incluso cuando el tema llegó a los titulares de los principales noticieros del país, yo mantuve firme mi postura escéptica, ya que, no sería la primera vez que estos colosos de la información se tragaran una nota falsa por accidente.

Aunque mi escepticismo pronto caería más rápido de lo que un hablador cae frente a un cojo.

“Suspensión de clases hasta nuevo aviso” circulaba entre los grupos de WhatsApp de padres de familia de mi escuela. Aunque claro, yo lo celebré ¿a qué niño no le gustan unas vacaciones por más pequeñas que estas sean? para nada soy la excepción.

Pero con el pasar de los días, esa felicidad se fue convirtiendo en depresión. Extrañaba ir a la escuela y estar con mis amigos, a pesar de que había un grupo de chicos que solo se dedicaban a molestarme, aún así valía la pena ir al aula a tomar la clase, contarnos todo lo que nos pasó el fin de semana y en vacaciones, planear qué estrategia ingeniosa utilizaríamos para ganar el juego que tuviéramos que afrontar esa misma mañana durante el recreo y, ser regañados por la maestra cuando a cualquiera de nosotros se nos escapase una enorme carcajada provocada por las mil cosas hilarantes que nos solíamos decir en secreto durante las clases con la intención de hacer reír al otro. Todo eso tristemente quedó atrás.

Para mi mala suerte, a mis padres les tocó ser víctimas de la que será recordada por la humanidad como la pandemia más letal del siglo XXI: el COVID-19. Y es por esta razón que no tuve la oportunidad de tomar mis clases en línea, a diferencia de algunos de mis otros compañeros que con lo que tenían disponible a la mano, pudieron finalizar el curso.

Todo lo de valor que teníamos, incluyendo la tecnología, se tuvo que ir para salvarle la vida a mis padres, y la verdad no me quejo. Tener mi educación básica trunca con tal de evitar convertirme en un niño huérfano más, por supuesto que vale la pena.

No quisiera extenderme más y volver a contarte todo el calvario por el que pasamos, pero no está demás decirte que estoy completamente agradecido contigo, debido a que me leíste y cumpliste mi deseo, el cual, fue que mi familia encuentre nuevamente la felicidad en sus vidas.

Y ahora mismo de seguro estarás pensando, ¿me escribió todo esto solo para contarme cosas del año pasado y agregar un simple agradecimiento? Pues no mi querido amigo de la fábrica de juguetes en la nieve y los 7 renos mágicos atados al trineo último modelo que descansa en tu cochera. 

¿Recuerdas que al principio te mencioné que a pesar de que admito que este fue un buen año, yo no me siento completamente feliz? Ahora sí te explicaré el por qué.

De entrada debo confesarte algo, omití un gigantesco detalle durante estos 2 años, y sé que, en efecto, no sabes ni tienes la más mínima idea de que se trata, ya que si bien admito que eres un ser con poderes mágicos, no eres alguien omnipresente en lo absoluto. Pero antes de que te enfades y me mandes cientos de costales de carbón, déjame te cuento.

¿Sabes qué es lo que realmente extraño de la escuela, por encima de todas las banalidades que te escribí hace varias líneas atrás? Abril.

Abril es, ¿cómo te lo explico? creo que ella es ese sueño que no sabías que necesitabas vivir. No importa lo malo que para mí se encontraba el día, o los problemas que se me presentaban, con solamente verla pasar, el día se tornaba completamente distinto, como cuando hay una tormenta y de un segundo a otro ya salió el sol, y éste evapore todo rastro de lluvia en segundos. 

Extraño tanto ese largo cabello pelirrojo como el atardecer, esos hermosos ojos cafés, y esa risa tan característica de ella, que por más acelerada que estuviera, no era una risa contagiosa a diferencia de las risas de mis otros compañeros, sino por el contrario, siempre me hacía sonreír y me daba mucha paz.

Desafortunadamente, siempre fui alguien demasiado tímido para armarme de valor, acercarme a ella, hablarle y expresarle todo lo que siento. Solamente el pensar en la idea de hacerlo, aceleraba mi ritmo cardíaco y empezaba a sudar de los puros nervios. De saber a ciencia cierta que se vendría una crisis global tan complicada como la que estamos viviendo, le hubiera confesado absolutamente todo, aunque probablemente muy cerca del área de enfermería de la escuela por si acaso.

A pesar de esta pandemia, y todos los problemas que tuve que afrontar junto con mi familia, siempre la tuve presente. Creo que el recordarla me ayudó en parte a sobrellevar lo triste y deprimente que fue mi situación el año pasado. Y si bien, mi familia ya se encuentra estable, todavía no he tenido la oportunidad de volver a la escuela y reanudar mi educación debido a que apenas estamos recuperándonos en la parte económica.

Y es precisamente por lo cuál te escribo esta carta, ya que, aunque igual que el año pasado, seguramente me perderé del juguete de novedad del mercado, o del videojuego que actualmente se encuentre de moda, pero no me importa. Definitivamente, nada me haría más feliz que tener nuevamente la oportunidad de volver a la escuela y reencontrarme con Abril, con la niña de mis sueños, con la que me gustaría compartir todo las siguientes navidades.

Honestamente en estos momentos, ni la experiencia más envidiable del mundo que cualquier millonario se podría pagar y que muchos desearían poder vivir, me podrían hacer más feliz que tener tan solo 5 minutos con ella y expresarle todo lo que siento. Es más, incluso si es necesario, prefiero no volver a tener que celebrar navidad nunca más, ya que para mí, ella es la mejor navidad del mundo.

Ojalá que, al igual que el año pasado, también puedas bendecirme con tu magia este año y hacer realidad mi deseo.

Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».

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