Cómo podemos usarla y evitar que ella nos use a nosotros.
Nota por: José M. Vizcaíno y Alitzel Santamaría
En la tarde del 12 de agosto de 2024, el maestro Gabriel Kahn impartió una lectura sobre la inteligencia artificial para los alumnos de la Escuela de Comunicación de la Universidad Anáhuac Mayab por su visita a Annenberg en la University of Southern California (USC).
El profesor Kahn explicó los peligros de aceptar sin cuestionamiento todo lo que nos ofrecen las herramientas de inteligencia artificial y nos advierte que en un futuro lo común será tenerlas como acompañantes o compañeras en la mayoría de trabajos.
“En tu futuro, tú quieres ser la persona que le dice a la máquina qué hacer, no la persona a la que la máquina le dice qué hacer”.
La lógica de la inteligencia artificial.
Kahn sugiere que usemos las herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT, pero que nos mantengamos escépticos sin importar lo lógica que pueda sonar la respuesta que nos brinde.
La inteligencia artificial es algo que llegó para quedarse, explica el maestro Kahn, y es nuestra responsabilidad aprender a aprovecharla en su máxima capacidad.
“Eso es algo que cuestionamos: ¿Cómo obtuve esta respuesta? ¿Por qué la obtuve? ¿Por qué este resultado? ¿Qué está pasando? Esto es importante porque hay que poder criticar esta tecnología. De lo contrario, se apodera de nuestra vida en formas que desconocemos”.
¿Cómo funciona?
El profesor procedió a ilustrar el ciclo por el que pasa el motor de lenguaje de una IA para generar su base de datos con la que actúa: C4 Engine (Motor C4), también conocida como “Colossal Clean Crawled Corpus”.
El proceso es el siguiente: El motor absorbe toda la información posible de la web, la pasa por un filtro para eliminar las malas palabras, la vulgaridad y temas repetitivos. Entonces procede a asignar números a distintas palabras dependiendo de la relación entre ellas hacia un tema común y termina por construir oraciones que le parezcan lógicas.
“Los humanos buscamos conexiones y le damos significados a las cosas. Para las IAs son sólo correlaciones estadísticas”.
Con base en esto, empleados de diversas empresas de tecnología entrenan a la inteligencia artificial revisando una por una cada oración que esta ofrece para cada tema. Estas personas pasan diez horas diarias aprobando y rechazando estos textos hasta que la IA aprende a responder de la forma más adecuada.
Es vital cuestionar a la inteligencia artificial y no dar su veracidad por sentada, ya que cada vez más periodistas la utilizan en sus trabajos sin corroborar si el contenido que genera es real o correcto. Lo que termina contribuyendo a la epidemia de desinformación que enfrentamos en la actualidad.