
El Centro Histórico de Mérida está cambiando. Las calles que anteriormente se encontraban llenas de cultura y tradición se convierten en el epicentro de una transformación que beneficia a pocos.
La creciente demanda, por parte de turistas e inversionistas extranjeros, a propiedades del Centro Histórico ha aumentado el costo de vida considerablemente. En pocos años el Centro se ha convertido en un auge para la gentrificación, un fenómeno que amenaza con borrar la identidad de la cultura Yucateca.
El auge del Turismo y la Inversión Extranjera
La transformación del Centro Histórico de Mérida se debe a diversas razones, la más prominente es el crecimiento del turismo. Los extranjeros adquieren propiedades por la seguridad y calidad de vida que ofrece la ciudad. También los atrae la arquitectura colonial que adorna sus calles. La creciente demanda por viviendas ha disparado los precios, dificultado el acceso a la población local.
Según el INEGI, reportado por Yucatán Ahora, el PIB Turístico de Yucatán pasó de 98.0 en 2022 a 108.1 para finales de 2024, siendo este el crecimiento más importante en bienes y servicios en la historia del estado.
El aumento de costos en rentas y compra de viviendas se relaciona con el crecimiento de los AirBnBs como alternativa a los hoteles. Para muchos locales, esto ha significado no poder mantenerse en sus barrios. La situación los obliga a mudarse a zonas más accesibles económicamente.
Transformación Urbana
El centro histórico de Mérida ha cambiado drásticamente debido a la gentrificación. Según Rodrigo Menéndez Cámara, director del Diario Por Esto!, la llegada de inversionistas y nuevos residentes ha elevado el costo de vida.
«Este proceso ha generado una fragmentación social», describe Menéndez. Los nuevos residentes no se integran completamente a la comunidad. Además, los negocios locales han disminuido. Cafeterías, galerías de arte y boutiques orientadas al turismo han reemplazado a mercados y tiendas tradicionales.
Como resultado, muchos habitantes originales se sienten relegados en su propio entorno. La ciudad se adapta cada vez más a las necesidades del turismo y la inversión extranjera.
Aumento de Costo de Vida y Desplazamiento de Habitantes
Vivir en Mérida se ha vuelto un reto para muchas familias que llevan generaciones en la ciudad. Uno de los principales problemas es el precio de las casas y los alquileres. Según datos recientes, en 2024 el costo de la vivienda de Yucatán subió casi un 10%, llevando a que un departamento en de dos habitaciones pueda costar más de 3 millones de pesos.
La canasta básica en Mérida ha llegado a venderse en más de 1,100 pesos, superando los precios establecidos como adecuados por el gobierno. Mientras tanto los suelos no han crecido al mismo ritmo. Se estima que al menos 18,000 pesos al mes son necesarios para vivir cómodamente en Yucatán, sin embargo el salario promedio es de alrededor de 10,000 pesos.
La llegada de nuevos residentes extranjeros al igual que el crecimiento de la ciudad han provocado que muchas comunidades, especialmente indígenas, se vean obligadas a abandonar sus tierras. La vida viable en términos económicos que ofrece Yucatán, como las altas expectativas del estilo de vida gracias a sus numerosos eventos, ha vuelto al estado una opción atractiva para vivir.
Cambio en la identidad del Centro de Mérida
Mérida experimenta de manera intensa los efectos de la gentrificación y migración de los últimos años. Este fenómeno no solo representa un desafío para mantener la paz social, sino que también impacta en la cultura, la arquitectura y el acceso a servicios esenciales, como el agua potable.
La gentrificación en la ciudad ha generado el encarecimiento de la vivienda, mayor concentración de población, aumento del tráfico y la producción de basura, así como una disminución de áreas verdes y el incremento del ruido. Sin embargo, se considera que la cultura local es lo suficientemente fuerte para resistir estos cambios.
Las zonas más afectadas por este proceso incluyen Centro de Mérida, Paseo de Montejo, la Avenida García Lavín, los barrios de Santa Lucía, las colonias Itzimná y García Ginerés. La llegada de extranjeros ha influido en la transformación de estas zonas, contribuyendo tanto a la pérdida de patrimonio cultural como a la diversificación de la oferta comercial y gastronómica.

La gentrificación en el Centro Histórico de Mérida avanza rápidamente. El turismo y la inversión extranjera la impulsan. Esto ha traído desarrollo económico, pero también ha elevado el costo de vida. Como resultado, la población local se ve desplazada. La identidad cultural de la ciudad está en riesgo.
Sin una regulación adecuada, Mérida podría perder su equilibrio entre crecimiento y tradición. Se convertiría en un destino que beneficia a unos pocos y despoja a sus habitantes de su historia. También afectaría su sentido de pertenencia.