The Summer I Turned Pretty nos regala un juego visual irresistible. Dos amores, dos colores y una paleta emocional que se convierte en lenguaje propio.

La magia en The Summer I Turned Pretty está en los detalles, y los colores son la clave para entenderlos. Desde el rojo intenso de Conrad hasta el azul melancólico de Jeremiah, la serie revela emociones ocultas que atrapan a la Gen Z con cada verano.
Lo que nos atrapa no es únicamente el triángulo amoroso entre Belly, Conrad y Jeremiah. Jenny Han entiende perfectamente que lo visual nos encanta, en especial este aesthetic veraniego único. Como si fueran filtros, cada tonalidad en la pantalla se convierte en un código que nos ayuda a entender lo que sienten los personajes.
Azul y rojo: los dos colores en The Summer I Turned Pretty
Jeremiah es azul. Su presencia está envuelta en escenas claras, cielos abiertos y la luz suave del verano. El azul lo define como el refugio emocional de Belly, es lo estable, lo fluido, lo que transmite calma. Pero también, como canta Taylor Swift en Red:
“Losing him was blue, like I’d never known.”
El azul no es solo tranquilidad, también es la tristeza silenciosa de perder algo bueno. Y eso conecta con la historia de Jeremiah, un amor real, lleno de ternura. Igualmente destinado a doler por lo que nunca termina de ser suficiente.
Conrad, en cambio, es rojo. Intenso, complejo, lo que se siente más con el corazón que con la cabeza. El rojo aparece en su ropa, en las luces que lo envuelven, en el dramatismo de cada escena en la que está presente. Es un color que transmite peligro y pasión. Taylor lo resume en una frase:
“Loving him was red.”
Lo más interesante es cómo ambos colores conviven en los visuales de la serie. Incluso en momentos donde Belly aparece vestida de azul, (lo podríamos interpretar como una inclinación hacia Jeremiah), hay siempre un destello rojo en el encuadre. Un objeto en segundo plano que nos recuerda que Conrad está ahí, aunque sea en menor medida.
Es como si el rojo se negara a desaparecer. Insinuando que, por más que Belly busque refugio en lo azul, el rojo seguirá siendo parte de su historia.
Los grises del dolor
No todo en The Summer I Turned Pretty es luz y calor veraniego. Cuando la serie aborda el duelo, la tristeza o los momentos de mayor incertidumbre, la paleta se apaga en tonos grises. La luz se vuelve fría, los espacios parecen más vacíos y la ausencia de color se convierte en un reflejo directo del dolor.
El gris funciona aquí como un contraste emocional. Nos recuerda que aprender a crecer no es solo alegría, sino también pérdidas que marcan y transforman.
Taylor Swift y el eco de “Red”
La elección de incluir Red en el tráiler de la serie no es casualidad. Es casi una tesis musical de lo que Jenny Han construyó visualmente.
La letra se convierte en un eco de la historia de Belly y Conrad. La canción funciona como puente emocional entre la serie y una generación que creció escuchando a Swift como narradora de sus propios amores y desamores. Así, música y color se mezclan para darle a la historia una profundidad que conecta directamente con la Gen Z.

Un juego visual para la Gen Z
El verdadero atractivo de The Summer I Turned Pretty no radica únicamente en el primer amor o en el triángulo amoroso. Su magia está en cómo convierte cada emoción en un moodboard visual que habla nuestro idioma.
Azul para la estabilidad y la melancolía, rojo para la pasión y el peligro, gris para el dolor. Un código cromático que hace de cada escena una metáfora visual del crecimiento, el amor y la pérdida.
Para una generación que entiende el mundo en paletas, filtros y estéticas, este tipo de narrativa no solo es entretenida. Es irresistible.