Las luciérnagas son de esos fenómenos de la naturaleza que nos conmueven a todos.
Si bien estas criaturas de luz son más comunes en la naturaleza de lo que creemos, cada vez desaparecen más poblaciones debido a prácticas humanas que afectan nocivamente a sus hábitats.

La bioluminiscencia en la naturaleza prolifera principalmente en ambientes marítimos. Sin embargo, las luciérnagas son de las pocas especies en tierra con esta característica que veremos en nuestra vida.
La majestuosidad de su luz atrae miles de turistas al año en México, ocupando el segundo lugar de variedades Lampyridae en el mundo.
En otros países como Tailandia, Malasia y Japón, estos populares escarabajos llevan a cientos de miles de personas a apreciarlas en bosques y manglares.
Entre el follaje y la humedad de lo que queda de la selva baja caducifolia de Mérida, las poblaciones de luciérnagas se encuentran entre nosotros.
Brillando de noche y en busca de los lugares más oscuros y agrestes, se encuentran entre sí por medio de las pulsaciones lumínicas que emiten.
Cada especie cuenta con un patrón único, una suerte de código que resulta en un encuentro para la reproducción. Esto consta de un complejo ciclo que dura hasta casi tres años en completarse y dar vida a una luciérnaga.
Muchas especies de luciérnagas están en peligro de extinción
En la fragilidad ambiental actual, hay amenazas que limitan la supervivencia de las luciérnagas, desde pesticidas hasta la urbanización.
En vida, estos insectos también están siendo vulnerados por la contaminación lumínica, la introducción de especies invasoras y la degradación medioambiental.
Si bien suena a algo lejano y fuera de nuestras manos, la vida de estas especies depende, a gran medida, de nuestras decisiones.
¡Que brillen!
La contaminación lumínica es un fenómeno medioambiental causado por luz artificial: faros, espectaculares electrónicos, luz en casa, reflectores, etc.
Esto no solamente afecta los ciclos de sueño, sino que impide que potenciales parejas de luciérnagas puedan iniciar su ciclo reproductivo.
Apagar las luces exteriores de la casa, minimizar el uso de reflectores y lámparas garantiza el brillo de las luciérnagas en el ecosistema.
Coexistencia > Resistencia
A veces, los cambios de estilo de vida implican reorganizar nuestros valores y prioridades en la vida.
El debate es claro: ¿qué prefieres: un jardín con pasto perfecto, sin mosquitos y otros insectos (entre ellos, luciérnagas) o un jardín con pequeños destellos de luz que iluminan la magia de la selva que habitamos?
Los pesticidas, herbicidas, repelentes, fertilizantes y químicos domésticos matan y ahuyentan a esta población en riesgo de extinción.
Optemos por productos que no dañen el ecosistema y tomamos las decisiones indicadas para coexistir, prescindiendo de algunos privilegios. Así, muchas especies podrán existir sin resistir presiones ambientales.

Otras recomendaciones
- Deja montoncitos de hojas caídas de tus árboles. Las hojas intactas son lugares perfectos para que las luciérnagas pongan sus huevos.
- Siembra estas plantas nativas:
- Balché (Lonchocarpus longistylus) – un árbol de flores moradas muy bello
- Chicozapote (Manilkara zapota) – un árbol con frutos deliciosos
- Pasto de gama oriental (Tripsacum dactyloides) – pastos largos ideales para hospedar luciérnagas
- Reduce el mantenimiento de tu jardín. Estos insectos prosperan en ambientes saludables, húmedos y crecidos, ya que aquí se protegen de depredadores, luz y encuentran comida
No hay necesidad de visitar reservas de luciérnagas cuando se encuentran en nuestro propio jardín. La magia de las luciérnagas está al alcance de todos quienes sabemos apreciarlas y cuidar su magia en la selva yucateca.