En Yucatán, el Día de Muertos (o Hanal Pixán, “comida de las almas”), es más que una celebración: es un puente simbólico entre quienes ya partieron, y quienes aún caminan en esta vida. Cada año, los hogares se llenan de aromas, colores y recuerdos que honran la presencia de los que ya no están. Entre esas tradiciones destaca el mucbipollo, mejor conocido como pib, un platillo que representa uno de los gestos más profundos de amor y memoria en la cultura yucateca.

Para Ana María, una abuelita, originaria de la ciudad de Mérida, la elaboración del pib es una costumbre que guarda desde niña; “Mi mamá y mi abuelita me enseñaron a hacerlo; desde entonces no he dejado de prepararlo”, cuenta.
Para ella, el pib no solo es el alimento que se ofrece a los difuntos: es la oportunidad de reunir a su familia, de sentirse cerca de quienes ama y de quienes ya partieron.

En su familia, es tradición iniciar con los preparativos desde el día viernes en la noche, que es cuando pone a cocer la carne y deja todos los ingredientes listos. El sábado por la mañana, toda la familia se reúne para hacer la preparación del mucbipollo, para que finalmente, el domingo, todos se reúnan para compartir el alimento en familia.
“Honramos a los que se fueron, pero el pib también nos recuerda lo más importante: amar a los vivos mientras los tenemos cerca.” Menciona.

Preparación del mucbipollo.
Ana María disfruta de la compañía de sus seres queridos, desde el momento de prepararlos, hasta el momento en el que todos se reúnen a disfrutarlos.
Se necesita masa, achiote, puerco, pollo, hoja de plátano, manteca, tomate, cebolla, chile habanero y espelón para prepararlos.
Te dejo aquí la receta de preparación que sigue Doña Ani para hacer los pibes.
Cada año, doña Ana María repite este ritual con la misma devoción. Y lleva consigo un mensaje simple pero esencial: las tradiciones nos unen a quienes se fueron, pero también nos recuerdan que el amor se celebra con quienes aún están aquí.


