El 6 de junio el mundo entero tenía los ojos puestos en las elecciones intermedias de México, contienda electora que fue una de las más importantes de la historia mexicana, elecciones que definieron la mayoría calificada del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que permitiría modificar la constitución del país.
Mientras que ambos bandos aprovechaban de la polarización que se encuentra el país para poder crear una movilización en masa de sus votantes y de concentrar toda nuestra atención en las elecciones intermedias, se nos olvidó unas elecciones más importantes, que tienen un efecto domino en toda la región de Latinoamérica: las elecciones presidenciales de Perú.
Estas votaciones ocurrieron el mismo día que las mexicanas, en las que se determinó la propia existencia de la libertad peruana.
Teniendo que escoger entre el menos malo, por un lado, se tiene a Keiko Fujimori, la hija del expresidente Alberto Fujimori quien gobernó del año 1990-2000. Fue condenado a 25 años por cargos de corrupción y acusado de dictador por el autogolpe de estado de 1992.
Mientras que, del otro bando se tenía a Pedro Castillo, autoproclamado marxista que tiene en su propuesta crear un “estado nacionalizador”.
La elección es principalmente un referéndum sobre las reformas de mercado que se implementaron a principios de los años 90, que están vigentes en Perú, y que a pesar de la propaganda de la izquierda, las reformas de mercado implementadas han sido un éxito para la economía peruana.
Cabe señalar que, la tasa de pobreza pasó de un 58.7% en 2004 a un 20.2% en el 2019, la pobreza extrema (alguien que gana menos de $1.9 dólares al día), estuvo de de un 17.4 en 2001 a 2.2% en 2019.
En tanto, la pobreza extrema definida como alguien que gana menos de 5.5 dólares al día, pasó de un 55.3% en 2001 a 20.6% en el 2019.
Por su parte, el PIB per cápita en dólares internacionales ajustado al poder adquisitivo creció un 399%, pasando de $3,3641.407 en 1990 a $13,416.4375.
El crecimiento promedio del PIB entre los años 1991-2019 fue de un 4.4%, inclusive con años donde el crecimiento era mayor al 7%.
Incluso, aceptando un realidad enfocada en que todavía se deben implementar muchas reformas para mejorar a Perú, el hecho de votar por un marxista que destruiría el modelo económico que logró la salida de millones de peruanos de la pobreza fue un acto de suicidio y odio hacia su nación.