Hubo un momento en el que no me importó ser más que un simple desdichado, con los sentimientos aún entre los dedos, sin esperanzas ya de ser recibidos como sea que fueran a serlo.
Descubrí que mis melodías no eran más que simples ritmos huecos sin su recuerdo.
No importó que fuese una completa locura… aunque estaba segura de que él no lo hubiera llamado así, de estar en mi lugar.
Quería conservar su esencia por siempre en mi memoria y en mis palabras, porque su influencia me había mostrado galaxias fuera de lo monótono, por más equívoco que haya inspirado su propósito.
Era egoísta, pero quería abrazarle con mis sentimientos, sin darle beneficio alguno…
Era estúpido esperarle hasta el amanecer, con los ojos abiertos, día tras día.
Pero me era inevitable. Las palabras se me agotaban y cada vez más sentía aquel extraño y vago recuerdo de su rostro en mis sueños.
La sensación de haberle visto antes no se me quitaba, ni la sed de escribirle.
Pasé tanto buscando una salida para darme cuenta de que no la había y nunca la hubo.
Sus ojos siempre estarían allí,
mirándome de lejitos,
como si pudiera leerme la mente.
Haciéndome sentir eso tan extraño y sombrío que sentía cuando los encontraba después de pasar tras mío
y sin mirarle,
saber que eran suyos…
Columna desarrollada por estudiantes de la Escuela de Comunicación y Empresas de Entretenimiento de la Universidad Anáhuac Mayab en el marco de la asignatura «Narrativa Literaria».
qué bonito escribes
Te da a entender el sufrimiento por amor pero igual te hace ver lo bonito que es
Capturas muy bien los sentimientos humanos en el relato: desesperanza, apego, amor.
fan de tu forma de expresarte
Me encanta, ya que lo puede ver como un poema cuento. El tema del amor es muy complicado, pero lo hacer ver tan fácil.