Por: Carlos Cambra Salvador
Han bastado 4 días para que la Liga española inicie un nuevo episodio inesperado: El Madrid ha dejado escapar 4 puntos en los últimos dos encuentros. Racha negativa que contrasta con las 6 victorias consecutivas del Barça y que le colocan a sendos puntos del líder.
Se esperaba desde el feudo barcelonista algún tropiezo de su eterno enemigo, pero estos últimos vienen acompañados de una crisis de juego que ha instaurado un cierto nerviosismo en la casa blanca. Anoche en el partido disputado contra el modesto Villareal, que lucha por alejarse de los puestos de descenso, se le vio desconectado y con poco brillo. Bastó un gol de falta directa (el segundo que recibe en dos partidos y ambos pasados los 82 min de juego) para que saliesen a la luz los fantasmas del pasado.
Fueron expulsados Mourinho y su ayudante, y Özil y Sergio Ramos tampoco terminaron el encuentro sobre el césped. El Madrid acusó al arbitro de haber sido participe directo en el empate. Haría bien el club blanco de huir de derrotismos y acusaciones, la autentica realidad es que el brillante, efectivo y demoledor juego que había mostrado en muchas fases de la temporada está desapareciendo debido a un bajón físico.
El sábado deberá afrontar un nuevo reto en el Bernabeu con todas las bajas acumuladas de este partido. Quedan 33 puntos en juego. La liga está que arde.
